La idea es aprovechar el apareamiento para propagar modificaciones genéticas útiles, que vuelven a los mosquitos estériles o incapaces de transmitir el parásito de la malaria.
Sin embargo, para hacer esto, es esencial comprender bien el mecanismo de acoplamiento.
El avance en esta dirección proviene de un estudio italiano, nacido de una colaboración entre el Instituto de Sistemas Complejos del Consejo Nacional de Investigación, la Universidad Sapienza de Roma y de Perugia.
La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, será un punto de referencia para evaluar la eficacia de las nuevas tecnologías.
"Sabemos que estos insectos se aparean en vuelo y que los machos se asocian en grupos, enjambres de cientos de individuos, para ser más visibles y atractivos para las hembras", comentó Roberta Spaccapelo de la Universidad de Perugia, una de las autoras del estudio. dirigido por Andrea Cavagna de ISC-CNR y Sapienza. "Pero no sabemos mucho más que eso".
Para responder a estas preguntas, reprodujeron enjambres de mosquitos en el laboratorio: "Fue una tarea muy complicada", dijo Irene Giardina de Sapienza e Isc-Cnr, coautora del estudio.
"Elegimos estudiar estos enjambres en jaulas muy grandes para poder analizar la dinámica de vuelo de los mosquitos y evitar posibles efectos en el comportamiento debido al espacio confinado de las jaulas pequeñas".
"La novedad más importante que presenta el artículo es que logramos documentar varios eventos de apareamiento", explicó Stefania Melillo, una de las investigadoras.
"Parejas de mosquitos que vuelan juntas por un lapso de tiempo de unos 15 segundos", añadió Melillo.
"Pero lo más sorprendente es sin duda haber observado y documentado la competencia en el apareamiento: varios machos compitiendo para aparearse al mismo tiempo con la misma hembra", concluyó. (ANSA).
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