(ANSA) - LONDRES - "Indi Gregory está muerta". Así lo confirmaron la abogada Simone Pillon y Iacopo Coghe de la fundación Pro Vita, que forman parte del equipo jurídico de la familia de la pequeña británica de seis meses, a la que le habían quitado el soporte vital horas antes por decisión de la justicia.
"La vida de Indi terminó a la 1.45 de la madrugada (hora británica). Claire y yo estamos enfadados, desconsolados y avergonzados". Estas fueron las palabras del padre de la beba, Dean, en un mensaje transmitido por sus abogados: "El NHS -el sistema de salud estatal del reino Unido- y los tribunales no sólo le han quitado la oportunidad de vivir, sino que también le han quitado la dignidad de morir en el hogar familiar al que pertenecía", escribió el padre.
"Claire la mantuvo con ella hasta su último aliento", relató al contar los últimos momentos de su hija al lado de su madre. "Consiguieron quitarle el cuerpo y la dignidad a Indi, pero nunca podrán quitarle el alma. Intentaron deshacerse de Indi sin que nadie lo supiera, pero nos aseguramos de que fuera recordada para siempre. Sabía que ella fue especial desde el día en que nació", añadió.
"No se trató de ningún paso atrás en un epílogo considerado inevitable en los últimos días para ahorrarle a Indi Gregory un vano sufrimiento", fue el mensaje de despedida del hospital británico donde estaba internada la pequeña inglesa gravemente enferma, que finalmente falleció luego de que médicos y jueces del Reino Unido decidieran su desconexión de las máquinas que la mantenía viva, a pesar de la indignada oposición de la familia y de los intentos fallidos de trasladarla para ser tratada en el centro especializado Niño Jesús, de Roma.
En su mensaje la dirección del Nottingham University Hospitals NHS Trust, del que depende el centro sanitario, dijo estar "profundamente entristecida por la muerte de Indi" y expresa "el más sentido pésame desde el fondo del corazón a su familia en este momento terriblemente difícil".
En el texto, el controvertido epílogo del caso se describe como "un viaje doloroso para Indi y sus padres", pero también para "todos aquellos" que la ayudaron, afirmando haberlo hecho con la conciencia tranquila. También "un pensamiento amplio y sentido" está dirigido a médicos y enfermeras que tomaron parte en el caso.
Los padres de Indi, Dean y Claire, han vuelto en las últimas horas a acusar con fuerza a la sanidad pública y a los tribunales de justicia del Reino Unido, por no haber permitido que se prolongara más el cuidado de la niña. Llegando incluso a decir que estaban "avergonzados" como ciudadanos británicos.
El gobierno conservador británico de Rishi Sunak, instado en los últimos días por el gobierno italiano de Giorgia Meloni, nunca se pronunció públicamente sobre el caso, ni antes ni después de la muerte. Mientras que los activistas cristianos provida ingleses de Christian Concern han vuelto a denunciar hoy como inaceptable la negativa de las autoridades no sólo a permitir el traslado de la bebé a Italia al hospital Niños Jesús sino también a "respetar los deseos de la familia" para ver al menos luego morir en casa (y no en un hospicio, como decidieron los jueces)a su pequeña.
La pequeña Indi padecía una enfermedad mitocondrial incurable y los padres querían que los especialistas del Queen's Medical Center (QMC) en Nottingham siguieran tratando a su hija, pero perdieron peleas tanto en el Tribunal Superior como en el Tribunal de Apelaciones.
La niña, que había nacido el 24 de febrero, tenía que recibir tratamiento las 24 horas del día para su enfermedad, que impedía que las células del cuerpo produjeran energía. En varias batallas legales, los jueces concluyeron que limitar el tratamiento sería legal y que hacerlo sería lo mejor para la Indi.
La semana pasada, el gobierno italiano había concedido a la niña la ciudadanía para permitirle recibir tratamiento de emergencia en el hospital pediátrico Niño Jesús. En un comunicado emitido por la Santa Sede el sábado, el Papa Francisco dijo que "abraza" a Indi y su familia y que estaba orando por ellos.
Sin embargo, el juez Robert Peel concluyó que un traslado a Italia no sería lo mejor para ella, mientras que otros tres jueces de apelación rechazaron el permiso de la familia para apelar un fallo que para llevarla con soporte a su casa.
Los médicos que trataron a Indi habían dicho a los tribunales que el tratamiento que estaba recibiendo era inútil y le causaba dolor, mientras que sus padres no estaban de acuerdo.
Sus padres tampoco lograron persuadir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, Francia, para que revocara la decisión sobre el tratamiento. (ANSA).