(ANSA) - ROMA 4 JUL - Los fuegos artificiales cósmicos, que
iluminan la oscuridad del universo, fueron captados por el
telescopio espacial James Webb, de la NASA, la Agencia Espacial
Europea y la Agencia Espacial Canadiense.
Su origen es una estrella bebé en la constelación de Tauro,
a unos 460 años luz de la Tierra, cuyos chorros de materia
lanzados al espacio dibujan la forma de un reloj de arena
brillante y colorido.
La estrella naciente, que tiene sólo 100.000 años, se
encuentra justo en el cuello del reloj de arena, donde va
acumulando materia del disco de polvo y gas que la rodea.
La imagen fue tomada por el ojo infrarrojo de Webb, llamado
Miri: un instrumento capaz de alcanzar longitudes de onda del
infrarrojo medio, invisible desde la Tierra.
La luz azul que colorea la mayoría de los chorros emitidos
por la estrella se debe a la presencia de compuestos orgánicos
conocidos como hidrocarburos aromáticos policíclicos, que
también se encuentran, por ejemplo, en el carbón fósil y el
petróleo, mientras que la zona central del reloj de arena
adquiere un tono rojo debido a la gruesa capa de gas y polvo que
rodea a la protoestrella.
Finalmente, entre el rojo y el azul también existe una zona
intermedia blanca formada por una mezcla de hidrocarburos, gas
ionizado y otras moléculas.
A medida que la joven estrella siga produciendo estos fuegos
artificiales, consumirá y disipará gran parte de la nube que la
rodea, y las estructuras estudiadas por JWST comenzarán a
desaparecer.
En última instancia, una vez que se complete su proceso de
acreción, este espectáculo de fuegos artificiales ya no será
observable y la estrella será fácilmente distinguible incluso
para telescopios que funcionen con luz visible. (ANSA).
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Fuegos artificiales cósmicos captados por el Webb
Imágenes del telescopio de la Agencia Espacial Europea que muestran a una "estrella bebé" en la constelación de Tauro.