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MicroARN, el manual de instrucción molecular

Fundamentales para funcionamiento correcto de células.

Redazione Ansa

(ANSA) - ROMA 7 OCT - El manual de instrucciones genéticas es igual para todas las células, pero estas son diferentes entre ellas y tienen especializaciones diversas, como las del cerebro, de los músculos o de la piel.
    Por décadas la apuesta fue conseguir comprender cómo cada una de ellas consigue seleccionar las instrucciones que la conciernen directamente. La respuesta está en los microARN, pequeñas secuencias de genes que, como directores, regulan la expresión de otros genes. Su descubrimiento, premiado con el Nobel de Medicina a Víctor Ambros y Gary Ruvkun, demostró por primera vez que la actividad de los genes puede ser modulada en los organismos multicelulares, incluidos los seres humanos.
    Emergió así una dimensión completamente nueva de la regulación del ADN y hoy se sabe que el genoma humano codifica más de un millar de microARN, que son de fundamental importancia para comprender cómo un organismo funciona y se desarrolla.
    La regulación de los genes funciona correctamente únicamente si el justo set de genes está activo en tipo de células diferentes, que desarrollan funciones diferentes. Cuando este mecanismo no funciona, las células no funcionan correctamente y, por esto, se manifiestan enfermedades muy graves como tumores, diabetes o afecciones autoinmunes.
    Ambros y Ruvkun descubrieron el mecanismo que controla la activación de los programas genéticos diversos y lo hicieron tras haber estudiado, de modo independiente, dos líneas de gusanos Caenorhabditis elegans con mutaciones de los genes lin-4 e lin-14, que mostraban defectos en los tiempos de activación de los programas genéticos durante el desarrollo.
    El descubrimiento de este principio de regulación fue publicado en 1993 en dos artículos en la revista Cell y recibió el silencio de la comunidad científica que considerada aquel resultado relativo al gusano C. elegans sustancialmente irrelevante para el ser humano.
    Las cosas cambiaron en 2000 cuando el grupo de Ruvkun publicó el descubrimiento de otro microARN, codificado por un tercer gen, let-7, muy bien conservado y presente en todo el reino animal.
    El artículo suscitó gran interés y en los años sucesivos fueron identificados centenares de microARN diferentes.
    Hoy sabemos que en el ser humano existen más de mil genes para diferentes microARN y que la regulación génica de parte de los microARN es un mecanismo universal, común a todos los organismos multicelulares. Se demostró finalmente que un único microARN puede regular la expresión de muchos genes distintos y que, viceversa, un único gen puede ser regulado por más de microARN. (ANSA).
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