Así lo demuestra el estudio realizado con células humanas y de ratón, publicado en la revista Nature por un grupo de investigación internacional dirigido por el Instituto Federal de Tecnología de Zúrich.
El equipo de académicos, coordinado por Ferdinand von Meyenn, secuenció los ARN en los que se transcriben los genes activados en las células adiposas de 18 personas con peso normal; posteriormente los comparó con los de las células adiposas extraídas de 20 personas obesas antes y después de una pérdida de peso significativa (igual al menos al 25% del índice de masa corporal) obtenida mediante cirugía bariátrica. Los mismos análisis se realizaron también en células adiposas de ratones con peso normal, obesos y obesos adelgazados.
Los resultados demuestran que las células del tejido adiposo humano y de ratón exhiben cambios en la transcripción genética que se mantienen incluso después de la pérdida de peso.
Además de los cambios de las transcripciones, también se han observado en ratones cambios epigenéticos, es decir, modificaciones químicas que alteran la forma en que el ADN de la célula se lee y se transcribe en moléculas de ARN: estos cambios parecen relacionados con disfunciones en algunos procesos metabólicos (como la biosíntesis de ácidos grasos y la formación de células adiposas) que persisten incluso después de la pérdida de peso.
Según los investigadores, los cambios biomoleculares que se producen en el tejido adiposo favorecen el efecto yo-yo y en el futuro y podrían convertirse en objetivos de nuevas estrategias encaminadas a mejorar el control del peso a largo plazo. (ANSA).
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