La obra se expondrá desde el martes próximo en el Oratorio San Roque de Bolonia, donde también se presentará el estudio y restauración, realizado por un grupo de estudiosos y restauradores del Departamento de Patrimonio Cultural de la Universidad de Bolonia, bajo la supervisión de la Superintendencia de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje de la Ciudad Metropolitana.
Algo muy anhelado por Don Davide Baraldi, párroco de la parroquia de Santa Maria della Caritá, a la que también pertenece el Oratorio, la empresa fue posible gracias a un acuerdo marco entre el Departamento del Patrimonio Cultural del Alma Mater y la Archidiócesis, y gracias a una importante cofinanciación de la Fundación Carisbo, así como a la participación de algunos patrocinadores privados.
"Se trata de la primera obra pública de Guercino en Bolonia y tiene una importancia fundamental en su corpus de obras", explica Barbara Ghelfi, profesora de Historia del Arte Moderno.
"Datado en 1618, forma parte de un importante ciclo dedicado a la vida del santo que recubre las paredes del Oratorio de San Roque, cuya creación fue confiada a un equipo de alumnos de Ludovico Carracci", amplió.
Debido a su ubicación en un edificio antiguo y poco utilizado, el fresco se encontraba en un estado de conservación precario y por lo tanto fue necesaria una intervención de limpieza decisiva. Se iniciaron entonces las investigaciones de diagnóstico de la obra, realizadas por el Laboratorio del Departamento de Patrimonio Cultural, que ofreció a los restauradores la información necesaria para completar la protección, consolidación y limpieza de la superficie pictórica.
Los datos obtenidos de los estudios de diagnóstico y de la intervención de limpieza también permitirán realizar un estudio histórico-artístico en profundidad, que nos permitirá relacionar la obra con otras decoraciones murales de Guercino.
La obra forma parte del proyecto "Guercino más allá del color", iniciado en 2017, que ya ha permitido estudiar numerosas obras del artista: el objetivo es definir su técnica ejecutiva y rastrear su evolución.
Guercino nació en Cento (provincia de Ferrara), una ciudad entre Ferrara y Bolonia, en la región de Emilia-Romaña, hijo de Andrea Barbieri y de Elena Ghisellini, una familia de condición humilde. Además de en su ciudad natal, vivió y pintó también en Roma y Bolonia.
En vida, Guercino fue muy famoso, y hasta Cento fueron a verlo personajes muy destacados, entre ellos Velázquez, quien lo visitó en 1629, durante su primer viaje a Italia (1629-31).
Se destaca en Guercino su gran facilidad y rapidez para completar sus cuadros; realizó nada menos que 106 grandes obras de altar para iglesias, y 144 pinturas de otros temas y formatos. En 1626 empezó sus frescos en el Duomo de Piacenza.
Continuó pintando y enseñando hasta su muerte en 1666.
Cuando falleció contaba con una fortuna considerable. Fue enterrado, por deseo suyo, junto a su hermano, Paolo Antonio, también pintor, en la Iglesia de San Salvador (Bolonia).
Lápida de la tumba de los hermanos Barbieri.
Su presencia en museos españoles es relevante. El Museo del Prado posee ocho pinturas, entre ellas Susana y los viejos, San Agustín meditando sobre la Trinidad, Magdalena penitente y San Pedro liberado por un ángel (que sería grabado por Ramón Bayeu), además de otros tantos dibujos. Destacan también en España Lot y sus hijas (Monasterio de El Escorial) y Cristo y la samaritana (Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza). (ANSA).
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