(ANSA) - ROMA - 1623 fue un año crucial para la ciencia, el papado y el arte. La exposición "La Ciudad del Sol.
En la exposición, 100 pinturas, dibujos, grabados, libros, documentos, instrumentos y modelos científicos, seleccionados por los comisarios Filippo Camerota y Marcello Fagiolo, transmiten la atmósfera cultural de una nueva visión del mundo, basada en un método de investigación científica experimental, objetiva y racional, revelada por Galileo en su obra, frente a una lectura de la realidad mediada por textos sagrados y la tradición religiosa.
Es el nacimiento atormentado de la ciencia empírica contra el oscurantismo. "La Città del Sole", en el título, hace referencia a ésta y también al Papa Barberini, que tomó como elemento heráldico la estrella más grande, junto a las abejas, otro símbolo barroco.
El título fue también el que dio Tommaso Campanella al texto filosófico-utópico que le costó una larga prisión, interrumpida por Urbano VIII en los primeros meses de su papado. Sol y abejas, símbolos de poder y belleza, que fortalecen la unión entre el mundo humanístico y científico.
Por tanto, la exposición está dedicada a la colaboración entre las artes y las ciencias promovida por el mecenazgo de la familia Barberini.
La elección del Papa Urbano VIII fue recibida positivamente por el mundo científico: el evento presagiaba oportunidades extraordinarias para el avance de la ciencia. Lo que también encendió el entusiasmo fueron las buenas relaciones del futuro Papa con los científicos de su tiempo y, sobre todo, la amistad que lo unía a Galileo.
Una de las primeras obras científicas que saludaron la elección de Urbano VIII fue "Il Saggiatore" (El ensayador) de Galileo, dedicada al pontífice por los académicos con la esperanza de fomentar el diálogo sobre nuevos descubrimientos astronómicos.
El itinerario de la exposición, dividido en tres secciones dedicadas a las abejas, símbolo barroco de la naturaleza, se desarrolla en un entrelazamiento creativo y estimulante de las obras de los protagonistas de los tres centros científicos académicos romanos: el Colegio Romano de los Jesuitas, la Accademia dei Lincei y el Convento dei Minimi en Trinità dei Monti, y el trabajo de algunos de los artistas más célebres de la Roma barroca, la "Ciudad del Sol".
Entre las obras originales expuestas, fruto de prestigiosos préstamos, se encuentran retratos de Galileo (Santi di Tito), Urbano VIII (Gian Lorenzo Bernini) y Luis XIII (Jean-François Niceron) y alegorías como la de la Sabiduría de Andrea Sacchi, o de sátiros admirando la anamorfosis de un elefante en un raro dibujo de Simon Vouet.
Preciosos son los préstamos de libros antiguos o de globos terrestres y celestes como los de Matthäus Greuter de 1636.
La exposición está organizada por el Museo Galileo en colaboración con las Galerías Nacionales de Arte Antiguo, la Biblioteca Nacional Central de Roma y el Centro de Cultura Estudios e Imagen de Roma, y ;;cuenta con el patrocinio del Departamento de Cultura de Roma Capital y del Comité Nacional para las celebraciones del cuarto centenario de la elección del Papa Urbano VIII. (ANSA).
El arte y la ciencia en la Roma de Urbano VIII
En el Palazzo Barberini, lienzos barrocos y tratados científicos
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