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El testamento espiritual de Botero, en una muestra en Milán

Vía crucis en versiones modernas para la violencia de hoy.

Redazione Ansa

(ANSA) MILAN - El dolor de Cristo como el de todo un país, Colombia, y el de toda la humanidad: mañana se inaugura en el Museo della Permanente de Milán 'Botero: Via Crucis', la primera exposición póstuma del maestro colombiano, fallecido en septiembre.
    Un testamento espiritual en 60 obras, creadas entre 2010 y 2011, donde Botero profundiza en su relación con lo eterno y con la religión, y mucho más.
    "El sufrimiento y el dolor del vía crucis", dijo la embajadora colombiana Ligia Margaritya Quessep Bitar al presentar la exposición, "son de ayer y de hoy, Colombia ha vivido un vía crucis del que Botero fue testigo, su Cristo es un hombre, un país, una cultura que llora de dolor, al igual que la Virgen de la Piedad envuelve en sus brazos a su hijo como tantas otras madres lo han hecho. En este anhelo de paz, este ciclo es el legado espiritual del maestro".
    La exposición llegó a Medellín, ciudad natal de Botero, en 2012, con motivo de la celebración del 80 cumpleaños del artista. En aquella ocasión, el pintor decidió donar la serie al Museo de Antioquia, que ahora la presenta por primera vez de forma póstuma tras la muerte del maestro, enterrado en Pietrasanta.
    "Italia fue su segunda casa", recuerda Tommaso Sacchi, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Milán, que ha patrocinado la muestra, producida por Next Exhibition, en colaboración con la Associazione Culturale Dreams, y comisariada por Glocal Project y ONO arte.
    En la serie, compuesta por 27 óleos y 33 obras sobre papel, los colores suaves y las formas típicas de la obra de Botero se tiñen de dolor y tragedia, mientras que el habitual tono irónico se sustituye por el de la piedad.
    La temática religiosa estuvo presente con frecuencia en la obra de Botero, que en 1969 creó un tríptico titulado "Vía Crucis" en el que representa a Cristo con los ojos cerrados, en posición erguida, descendiendo de la cruz y con las manos en posición de bendición.
    Sobre todo, se lo representa envuelto en una serena calma, mientras que en las Estaciones realizadas en 2010 se le ve vilipendiado y ultrajado, herido y crucificado.
    En su madurez, la obra de Botero se abrió al drama y la violencia, con ciclos como "Violencia en Colombia" (2001) y "Abu Ghraib" (2005). En el primero, es evidente la participación del artista en la tragedia de su país, asolado por décadas de guerra civil, y en el segundo, su rebelión contra las violaciones de los derechos humanos.
    Del mismo modo, en "Via Crucis. La Pasión de Cristo", el dolor de Jesús es el de un hombre que sufre a manos de otros hombres, representados con uniformes militares actuales. Así, las casas del fondo de las distintas estaciones recuerdan más a las de Sudamérica que a las de Jerusalén, mientras que detrás de la crucifixión el skyline es el de Nueva York.
    "En este delicado momento político internacional, el subtexto de reflexión de Botero sobre la violencia y la injusticia social", subraya el fundador de Next Exhibition, Roberto Indiano, "presente en las obras del 'Vía Crucis', es de una actualidad que desarma y estoy seguro de que hará reflexionar a los visitantes". (ANSA).
   

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