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El viaje de Víctor, amor y dolor en el Covid

Davide Livermore estrena la obra de Nicolas Bedo en Módena.

Una escena del diálogo de los dos actores en El Viaje de Víctor.

Redazione Ansa

Después de haber abordado el gran teatro clásico en temporadas pasadas (de la Orestíada a Elena), Davide Livermore cerrará la intensa temporada del Teatro Nacional (30 espectáculos entre producidos y coproducidos) virando hacia lo contemporáneo.
    En el Teatro de Módena, Alessandro Giglio, presidente del Teatro Nacional, presentó el espectáculo "El viaje de Víctor", que se estrenará mundialmente el 3 de mayo.
    Con Giglio estuvieron el director artístico Davide Livermore, Andrea Porcheddu (dramaturgo del Teatro), Monica Capuani (traductora, en conexión), los actores Linda Gennari y Antonio Zavatteri y por las Instituciones Jessica Nicolini para la Región y Vincenzo Falcone para el Municipio.
    "El viaje de Víctor" está basado en un texto de Nicolas Bedos, traducido por Monica Capuani.
    Livermore (que en los próximos días recibirá un título honorífico de la Universidad Dams de Turín) firma no solo la dirección (su asistente es Carlo Sciaccaluga), sino también las escenas en colaboración con Lorenzo Russo Rainaldi.
    En el escenario estarán Linda Gennari, que ya ha trabajado varias veces con Livermore a partir de la espléndida 'Grounded' en la era Covid y Antonio Zavatteri, que regresa al teatro donde nació después de algunos años, pasados ;;en parte en la televisión. La ropa (Livermore especificó que no quería llamarlos "disfraces") es de Giorgio Armani.
    "Victor's Journey" es la historia de un hombre que perdió la memoria tras un accidente automovilístico y una mujer que lo ayuda. El diálogo de los dos actores se cruza en la lectura de Livermore con una selección musical que involucra a diferentes autores, desde Johann Sebastian Bach hasta Arvo Pärt.
    "Nuestro trabajo - explica Livermore - nació de una profunda reflexión con Porcheddu sobre cómo recuperar la experiencia clásica en la dramaturgia contemporánea.
    "Leí el texto del autor francés como un largo lamento.
    Lamentablemente, el Covid nos ha hecho comprender que es posible morir solo. Y esto nos hace sentir la responsabilidad de acompañar a las almas al otro lado. En una de las tantas sesiones a las que asistió Víctor Hugo, un alma que se manifestó dijo que quien se queda, queda con el dolor, y a quien se va, le queda el amor. Por eso este amor requiere un espacio de comunicación. Los que quedamos debemos crear un lugar en nuestro tiempo para experimentar también el amor más allá del dolor", concluye. (ANSA).
   

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