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Un análisis de los mitos de la dieta mediterránea

Vito Teti inscribe la rica combinación alimentaria en historia

Mitos y verdades de la dieta mediterránea.

Redazione Ansa

 Muchas verduras, algo de fruta y cereales, preferiblemente integrales: ésos son los alimentos de la base de la pirámide alimenticia de la dieta mediterránea, el estilo de alimentación reconocido internacionalmente como modelo de salud y bienestar desde los años 50.
    De ese estilo, aunque los italianos se enorgullecen de ser creadores, el experto en antropología en nutrición, Vito Teti, desplegó un escrito en el que relata los matices.
    En efecto, en "Dieta mediterránea. Realidad, mito, invención", para Treccani Libri, Teti reconoce que biólogos, nutricionistas y médicos siguen recomendando comer cereales, legumbres, frutas, verduras, pescado y pasta.
    Así, las modas pasan, pero la dieta mediterránea permanece Además, Teti se centra en la dimensión histórica, social y simbólica de las culturas, describiendo formas de comer, desde mediados de siglo XX al drama del Covid-19, con todas sus implicaciones alimentarias.
    Por otra parte, destaca que , hasta la primera mitad del siglo pasado la "trinidad mediterránea" (aceite, trigo y vino), era cosa de los ricos.
    En el sur de Italia las poblaciones locales seguían una dieta basada en pan de maíz, patatas, tomates, pimientos y legumbres.
    Y usaban grasa de cerdo para condimentar.
    Además, muchos de los productos de la dieta mediterránea no son ni "locales" ni propiamente "tradicionales", ya que llegaron de fuera y, por lo tanto, como resultado de una sucesión de pasos, encuentros y mezclas de diferentes pueblos en los últimos siglos.
    Al final, por lo tanto, se puede decir que la dieta mediterránea también fue inventada por el hombre y, en ese sentido, no hace referencia a las tradiciones de ninguna zona del Mediterráneo, sino que fue creada como una solución a las necesidades de un periodo histórico concreto. En su momento, Estados Unidos era presentado y propuesto como un modelo nutricional con el que combatir las enfermedades del bienestar (obesidad, diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia) que se estaban extendiendo en aquellos años.
    Luego, de una forma u otra, llegó la dieta mediterránea.
    "Creo que -escribe Teti- el problema no es tanto que la dieta mediterránea sea una invención, sino que es una invención vaga y móvil, que abarca expectativas y recuerdos a veces contradictorios, que regresa a un pasado mítico y que se convierte en discurso ideológicamente cerrado y autorreferencial".
    De este modo, paradójicamente, casi refleja "un mediterraneismo' exasperado" -continuó el antropólogo - y al mismo tiempo "un 'mediterráneocentrismo' que no tiene en cuenta que es el resultado de procesos históricos globales desde la antigüedad".
    Además, a veces "olvida las clases sociales y de alimentación y también las mil variaciones locales, que no pueden ser 'unificadas'". (ANSA).
   

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