Se exponen 40 obras de la artista, fruto de los años pasados en la capital en el taller de Villa Strohl-Fern, que acogió a numerosos exponentes de la Escuela Romana.
Los lienzos -bodegones, flores y retratos impactantes como "Cecilia", símbolo de la exposición- son ricos en valores, texturas y vínculos con el maestro Sócrates, de quien la artista aprendió las técnicas pictóricas, el método de búsqueda del color y el rigor en la composición.
Fabriani desarrolló una atención a la luz que se convertiría con el tiempo en su sello estilístico.
Con esta exposición, el Palazzo Merulana, ya depositario de varias obras maestras de la Escuela Romana pertenecientes a la colección Elena y Claudio Cerasi, prosigue su labor de valorización y, como en el caso de Anna Maria Fabriani, de descubrimiento de uno de los momentos más interesantes y vitales del arte italiano del siglo XX.
De hecho, el proyecto se inscribe en el debate actual sobre las pintoras y su falta de visibilidad, que llega incluso a la censura de artistas que, como Fabriani, trabajaron casi exclusivamente en el espacio doméstico.
La exposición, que comienza con el retrato de 'Maria Magris', realizado en 1945, y llega hasta los bodegones de 2018, reúne préstamos de colecciones privadas y familiares que documentan la búsqueda artística y expresiva de la artista a lo largo de décadas.
Toda la muestra es el resultado de un trabajo de investigación, recuperación y catalogación iniciado hace varios años por la comisaria Sabina Ambrogi, que siempre ha intentado localizar cuadros que se perdieron por descuido, negligencia o distracción, o simplemente porque fueron regalados o vendidos.
Algunas obras, como "Savoiardi", "Grigio su Grigio" y "Maria Magris", habían estado guardados en sótanos y allí fueron encontrados. Maria Magris, en particular, había sido abandonado en el sótano del edificio donde la artista había crecido y vivido en su juventud.
La restauradora Cristiana Noci desenterró literalmente la obra destruida por el moho, manchada de pintura y doblada por los objetos apilados sobre ella a lo largo del tiempo.
También restauró, entre otras, "Rosetta" (1953), sin duda la pieza más valiosa de la colección, dañada durante un traslado junto con "Grigio su Grigio".
Las búsquedas indican que siguen desaparecidas 10 pinturas realizadas con el maestro Sócrates en el taller de Villa Strohl-Fern, que podrían encontrarse en el puerto de Caracas, enviadas en 1959 por barco al hermano del artista, Maurizio.
El destinatario del envío dirigía obras de construcción de autopistas en el corazón de Venezuela, en zonas muy inaccesibles, a más de veinte horas en coche de la capital, razón por la cual no pudo regresar a tiempo para recuperarlas.
La exposición es, pues, una oportunidad para pedir a quienes las tengan o posean información sobre ellas que se acerquen para poder catalogarlas y exponerlas. (ANSA).
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