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Cartier-Bresson y su pasión por Italia

Llega a la ciudad de Rovigo una muestra del gran maestro francés de la fotografía, con imágenes imágenes de la recuperación después de la guerra.

Una de las 200 tomas de Cartier-Bresson que se verán en la muestra

Redazione Ansa

(ANSA) - ROMA 21 AGO - Las grandes ciudades, por supuesto, Cerdeña e Ischia con la belleza de la naturaleza y el encanto de las tradiciones, pero también, y en particular, Abruzos, Basílicata, el sur de una nación que se recupera después de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial figuran entre las fotografías de Henri Cartier-Bresson que integrarán una muestra en Italia.
    La mirada del maestro francés se posó durante mucho tiempo en Italia en los viajes que realizó repetidamente hasta los años setenta, cuando decidió retirarse.
    El Palazzo Roverella, en Rovigo, dedica una gran exposición a esta relación del 28 de septiembre al 26 de enero, tras las exitosas citas anuales con los gigantes de la fotografía, después de Robert Doisneau, Robert Capa y Tina Modotti.
    La exposición monográfica italiana más importante sobre Cartier-Bresson (1908-2004) está organizada en colaboración con la Fundación Henri Cartier-Bresson de París y la Fondazione Camera, Centro Italiano de Fotografía de Turín, con la curaduría de Clément Chéroux y Walter Guadagnini, directores de las dos Fundaciones.
    A través de unas 200 fotografías y documentos -periódicos, revistas, volúmenes, cartas-, la historia parte del primer viaje a Italia que tuvo lugar a principios de los años treinta del fotógrafo, que acababa de abandonar definitivamente la pintura, en compañía de su amigo André Pieyre de Mandiargues, un joven poeta y escritor, y su pareja, la pintora Leonor Fini.
    De este viaje de placer, el joven Henri, que se ganaría el apodo de "Ojo del siglo", tomó algunas de sus imágenes más famosas, todas ellas presentadas en la sección inaugural de la exposición.
    El siguiente viaje, no menos importante, se produjo a principios de los años cincuenta y abarcó Abruzos y Lucania, entonces fuentes de grandes estímulos culturales y sociológicos, y símbolo del Sur en el que chocaban tradición y modernidad, pobreza y cambios sociales.
    Figura central en la construcción de la imagen del Sur y en particular de estas regiones es el escritor y pintor Carlo Levi, referencia fundamental para los numerosos fotógrafos, italianos y extranjeros, que se movían entre Matera y las ciudades de la zona, entre ellas Scanno, cerca de El Águila, que se hizo famosa gracias a las tomas de Cartier-Bresson y más tarde de Giacomelli.
    Convertido en una leyenda viva de la fotografía -en 1947 estuvo entre los fundadores de la legendaria Agencia Magnum-, Cartier-Bresson regresó a Italia varias veces entre los años 1950 y 1960, realizando reportajes para las grandes revistas ilustradas de la época, entre ellas "Holiday " y "Harper's Bazaar", dedicados a Roma, Nápoles, Venecia, que despertó el interés de los lectores extranjeros, y a Ischia y Cerdeña, lo que le permitió concentrarse en los usos y costumbres del país y sus habitantes.
    Las fotografías tomadas en Roma reflejan el clima de aquellos años y la especificidad de un país aún no homologado a las influencias culturales provenientes de Estados Unidos.
    Algunas de estas imágenes confluyen en uno de los libros más conocidos del fotógrafo, "Les Européens" (1955), que cuenta la historia de la nueva Europa, entonces en pleno desarrollo.
    El último capítulo, con imágenes de principios de los años setenta, sigue dedicado a Matera, un regreso a los lugares frecuentados veinte años antes, en el que la continuidad y discontinuidad del tiempo, el avance de la modernidad y la persistencia de las identidades son premisas evidentes, junto a los dedicados al mundo del trabajo industrial, entre Olivetti y Alfa Romeo. que, en cambio, dirigen la atención específicamente a los nuevos estilos de vida de la época.
    La exposición va acompañada de un catálogo publicado por Dario Cimorelli Editore con todas las obras expuestas, ensayos de los dos curadores y de Carmela Biscaglia, esta última dedicada a los acontecimientos y personajes que hicieron especial la relación de Cartier-Bresson con Basílicata. (ANSA).
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