Desde los jeans de "Quién me quiere, que me siga" al beso entre un cura y una monja, desde los rostros de los condenados a muerte hasta el cuerpo de una mujer consumida por la anorexia, todas sus campañas han dejado huella y suscitado polémica.
En sus sesenta años de carrera, Toscani, que cumplió 82 años el 28 de febrero y habló hoy de su grave enfermedad en una entrevista al Corriere della Sera, ha trabajado en todo el mundo y para las revistas más importantes.
Miles de retratos, millones de imágenes, una más celebrada que la otra. Sin embargo, si le preguntamos cuál elegiría llevarse, cuál de sus muchas obras aclamadas por la que se siente más representado, su respuesta fue inmediata y veloz: "Elegiría el retrato de una persona desconocida, un rostro con la intensidad de lo que siempre he buscado." En 2022, con motivo de su 80 cumpleaños, se publicó el libro que, ya desde el título, dice mucho de su vida, ''Lo hice de todos los colores'' (Editorial La Nave di Teseo).
"Espero tener la fuerza para comprender lo que aún no he comprendido", dijo en ese momento y hasta que fue bloqueado por una enfermedad hace un año su agenda era la de un cincuentón en carrera.
En la práctica, nunca ha abandonado su mirada sobre el mundo que le gustaría, el que nos arrastraba a imaginar desde la época de Fabrica con los Benettons y Colors, la revista que anticipó el compromiso con muchos temas de actualidad, desde el medio ambiente hasta los inmigrantes y el racismo.
Su padre era fotógrafo y él dió un salto al vacío de un veinteañero decidido que, para ser aceptado en la Academia de Artes y Oficios de Zurich, casi una Bauhaus suiza, se lanzó a realizar un examen de Alemán sin entender una palabra.
De hecho, una de las muchas aventuras exitosas de una vida que, recordándola ahora, fue un fuego artificial de ideas brillantes y de éxitos, de encuentros excepcionales (en su libro de recuerdos hay de todo, desde John Lennon hasta Andy Warhol, desde Muhammad Ali a Lou Reed pasando por un Berlusconi muy joven) pero también de auténtico asombro y entusiasmo que nunca ha disminuido. Desde el primer descubrimiento de las imágenes pintadas, siendo todavía un niño en una iglesia de Clusone, hasta su trabajo en moda del que le gustaba hablar, sí, pero siempre mirando a los modelos y a la ropa como un fenómeno social.
"¿La imagen del futuro? Quién sabe", dijo con motivo de su 80 cumpleaños, poco antes de enfermarse.
"Pienso en el cosmos, el universo, las estrellas... Cuando comprendamos todo esto, bueno, será ser el futuro", sostuvo.
(ANSA).
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