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Vermiglio, sobre raíces en la alta montaña

Delpero susurra una historia sobre el tiempo que pasa.

Redazione Ansa

(ANSA) - VENECIA 2 SEPT - Un Ermanno Olmi a color, pero con un deleite estético ciertamente más pronunciado que el del maestro de "L'albero degli zoccoli" y con una historia muy a menudo contada en voz baja, susurrada. } Así se presenta "Vermiglio", la segunda obra de Maura Delpero, en competencia por Italia en el Festival de Venecia, ambientada en los Dolomitas, en la frontera con Austria, donde la guerra está presente, pero lejana, en el valle.
    Es una película sobre las "raíces", aquellas de la directora de "Maternal", sobre las cosas de antaño, sobre la vida de una humanidad aún cercana a la naturaleza y sobre el tiempo que pasa repitiendo siempre las mismas cosas: nacimientos y muertes y, por supuesto, alguna que otra tragedia.
    Nos situamos en 1944 en Vermiglio, un pueblo italiano de alta montaña en la provincia autónoma de Trento (donde nació el padre de la directora). Aquí vive el maestro Cesare (Tommaso Ragno), dividido entre la enseñanza en una clase multigrado, su pasión por la música clásica y su familia, tres hijas adolescentes, Lucia, Ada y Livia, muy unidas, tanto que comparten la misma cama.
    La llegada de Pietro (Giuseppe De Domenico), un soldado refugiado (quizás un desertor), conduce al matrimonio de la mayor, Lucia (Martina Scrinzi), quien queda embarazada.
    Privadas de su hermana, Ada (Rachele Potrich) y Livia (Anna Thaler) son separadas por el favoritismo del padre.
    Pero el destino se ceba una vez más con Lucia. Al final de la guerra, su marido emprende un viaje a su Sicilia natal, donde un solo disparo deja viudas a dos mujeres.
    Lucia se da cuenta de que ha sido solo "la esposa de montaña" de Pietro, asesinado por su primera y legítima esposa siciliana, cuya existencia desconocía. Lucia emprende entonces un viaje físico, aunque quizás solo imaginado, a Sicilia para enfrentar el pasado de su esposo y aceptar con más amor a la hija, Antonia, que su matrimonio ha generado.
    El momento icónico de "Vermiglio" ocurre cuando el "maestro" hace escuchar a sus jóvenes alumnos "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi, pidiéndoles que identifiquen cuál de ellas están escuchando.
    Y el transcurso de las estaciones, tanto naturales como humanas, al igual que las reglas de la vida, tal vez sean el núcleo de "Vermiglio", lo cual queda reflejado en un dicho popular lleno de concreción.
    Al enterarse de la muerte de Pietro, que deja una viuda y una hija, alguien comenta: "Una boca más que alimentar y un hombre menos que trabaje". (ANSA).
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