Contó que en sus dos primeras películas, "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón" (1980), con la que participó por primera vez en el festival de San Sebastián, y "Laberinto de pasiones" (1982) "partí de la no existencia de Franco (Francisco). Era mi personal venganza acerca de la dictadura".
Las dos son hedonistas pero tenían un mensaje implícito, la libertad. Todas mis películas tienen mensajes", dijo en rueda de prensa.
Almodóvar se refirió a la política en Estados Unidos y afirmó que "lo peor que le puede ocurrir a una sociedad es cuando la ultraderecha se encuentra con el liberalismo más salvaje.
Cuando eso ocurre como ahora solo podemos pensar en que van a tomar las peores decisiones que nos afectarán a todos".
Y tras hablar del "negacionismo" de la ultraderecha, preguntó que siendo "ultracatólicos, al menos los españoles, y que hay un mandamiento que dice ayudar al prójimo. ¿La ultraderecha piensa en el mundo que van a dejar a sus nietos? Yo creo que no".
Repasando sus 44 años de carrera, dijo haber tenido "una juventud como cineasta en la que me he desfogado mucho" así que ahora "no es que haga una elipsis en una escena erótica, pero ya he hecho muchas en un momento en que era importante hacerlas".
En "alguien que ha sido tan barroco, la contención parece que debería ser algo negativo, pero como estilo para mi significa depuración".
Desde "Julieta" (2016) dijo haberse impuesto "la contención como narrador y estoy todavía en ese estilo", con películas con menos canciones, menos barrocas y menos personajes.
Reveló que en los años 90 tuvo que decidir "entre las emociones fuertes o la disciplina de un trabajo que consiste en estar solo escribiendo mucho tiempo y estar mucho tiempo rodeado del equipo de la película. A partir de ese momento decidí que lo único que era coherente era seguir escribiendo y haciendo películas".
De sus 23 películas dijo que "unas son mejores que otras pero todas son mías, todas me pertenecen".
De "Pepi..." recordó que "era tan defectuosa en sí misma, que los defectos se convertían en estilo. Así de descarado era".
Para él, "lo que menos esfuerzo cuesta es la espontaneidad", así que siempre trató ser "lo más espontáneo posible. Esa naturalidad es lo que mejor funciona".
Dijo que nunca pensó en su "talento. Pensé en que tengo una vocación que es mucho más fuerte que yo mismo y si no consigo hacer cine seré la persona mas desgraciada del universo".
Desde que llegó a San Sebastián ayer, coincidiendo con su 75 cumpleaños y el premio que hoy recibe de manos de Tilda Swinton, protagonista de "La habitación de al lado" y en presencia del premier, Pedro Sánchez, "todo está siendo excesivamente emocionante" y dijo llevar "24 horas al borde de las lágrimas".
(ANSA).
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