Sean Baker no oculta su pasión por el cine italiano, en el que se inspiró para escribir y dirigir la ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2024.
Tras su estreno nacional el 23 de octubre en el Festival de Cine de Roma -y después de un aclamado paso por el Festival de Cine de Londres-, "Anora" llegará a las pantallas italianas a partir del 7 de noviembre, distribuida por Universal Pictures International Italia.
En efecto, la protagonista Ani recuerda mucho a la adolescente interpretada por una Muti de apenas 16 años en las películas del español Eduardo Fajardo.
Lolitas que, en la gran pantalla, se han convertido en iconos atemporales: hechizados por sueños destinados a despertar de forma muy distinta a como se imaginaron.
Pero el neorrealismo italiano, asegura Baker, también influyó en el proceso de creación de "Anora", a la hora de diseñar tanto a Ani (Mikey Madison), una bailarina erótica estadounidense de origen ruso experta en lap-dance, como el papel de Ivan (Mark Eydelshteyn), el jovencísimo hijo de un magnate ruso, tan entusiasmado con la chica y sus múltiples talentos que se vale de la riqueza de su padre para regalarle a la joven un 'cuento de hadas' que no resultará ser tal.
"Vi varias veces 'Le notti di Cabiria', de Fellini", explica el director a ANSA, en Londres, "para estudiar el personaje interpretado por Giulietta Masina; luego "La chica del revólver', de Monicelli, con Monica Vitti. Y, en general, he seguido muy de cerca las películas de Lina Wertmüller y los antihéroes de Dino Risi. De cada uno de ellos hay algo en mi película".
Otro aspecto bastante original de "Anora" es la presencia, en escena y entre bastidores, de reparto y equipo de diferentes nacionalidades: rusos, ucranianos, armenios, así como estadounidenses. Una elección sorprendente en un momento histórico marcado por la sangrienta guerra entre Rusia y Ucrania.
Pero "una elección que nunca forcé", explica Baker, "porque creo que esta diversidad es natural cuando se está dispuesto a trabajar con gente de talento. La procedencia no importa, lo que importa es el valor añadido que puedes aportar al proyecto en términos de calidad".
El origen nacional, prosigue, es en realidad "algo en lo que nunca he pensado". Al igual que la diferencia de edad, no tiene ningún peso, según sus palabras: «Basta con pensar en el hecho de que normalmente la proporción hombre-mujer en mis sets, en algunas películas pasadas, era de 30-70, muy lejos de lo que Hollywood ha representado durante mucho tiempo como una especie de club de chicos poco dispuesto a abrirse a los que se salen de la norma. Pero yo soy independiente, lejos de este sistema".
Un sistema que, según el director de 53 años, nacido en Nueva Jersey y criado en Nueva York, siempre está más centrado que el resto en los éxitos de taquilla.
"Cuando están en juego grandes presupuestos, explica, la presión sobre los cineastas para que lo hagan bien es muy alta; pero ¿qué se entiende por 'bien'? ¿Hacer una película con el objetivo de vender el mayor número posible de entradas? Creo que el público está más necesitado de historias reales, humanas, tangibles, en las que pueda volver a verse a sí mismo: historias a través de las cuales pueda empatizar con los personajes.
Tenemos demasiados superhéroes". (ANSA).
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