Es el caso de una persona que durante siglos fue considerada una madre, pero ahora resulta ser un hombre que no tiene ninguna relación de parentesco con el niño que intenta proteger.
Se trata de familias que no lo son, formadas por personas que en el momento de la tragedia se encontraron cercanos por pura casualidad, pero también extranjeros, que como los demás, intentaban escapar de la catastrófica erupción que estaba a punto de azotarlos.
El descubrimiento, publicado en la revista Current Biology, se debe al estudio liderado por la Universidad estadounidense de Harvard, en el que también participó Italia con la Universidad de Florencia.
Los datos genéticos surgidos cuentan una realidad muy distinta respecto a las relaciones de género y parentesco de estos individuos, respecto a la formulada hacia mediados del siglo XVIII, cuando se iniciaron las investigaciones arqueológicas en la ciudad.
Resulta que las hipótesis formuladas entonces eran en muchos casos poco fiables porque reflejaban una visión del mundo y una cultura completamente diferentes de las que existían en la época de los restos examinados.
"Es la primera vez que ha sido posible extraer material genético de moldes de yeso", dijo a ANSA David Caramelli, antropólogo de la Universidad de Florencia y coautor del estudio dirigido por David Reich.
"Examinamos 14 modelos, pero sólo de 7 de ellos pudimos obtener ADN legible y utilizable", agregó.
Los resultados de los análisis permitieron determinar con precisión las relaciones genéticas, el sexo y la ascendencia de estos individuos, pero contrastaron en gran medida con lo que se había planteado como hipótesis basándose simplemente en la apariencia física y las posiciones de los cuerpos.
Por ejemplo, un adulto que llevaba un brazalete de oro y sostenía a un niño, que se creía que eran madre e hijo, en realidad resultaron ser dos varones sin parentesco", detalló Caramelli.
"Otra pareja que se pensaba eran dos hermanas, o madre e hija, son en cambio dos hombres sin vínculos familiares.
Finalmente, el ADN de otro individuo, que fue encontrado dentro de la llamada Villa de los Misterios, reveló su ancestralidad no local", explicó.
De hecho, los datos genéticos también proporcionaron información sobre los antepasados ;;de los pompeyanos: los individuos examinados descendían principalmente de inmigrantes recientes que llegaron del Mediterráneo oriental.
Esto pone de relieve, según los investigadores, el carácter cosmopolita del Imperio Romano, así como los sistemas que promovían la movilidad y el intercambio cultural dentro del mismo.
"Este estudio subraya la importancia de integrar los datos genéticos con la información arqueológica para evitar interpretaciones incorrectas", señaló Caramelli.
"De lo contrario, las narrativas corren el riesgo de reflejar la visión del mundo de los investigadores, más que la realidad", concluyó. (ANSA).
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