(ANSA) - MILAN 2 DIC - El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología Leonardo da Vinci de Milán inaugura un nuevo espacio educativo de 400 metros cuadrados que pretende ser el primer museo que visitarán en sus vidas niñas y niños de 3 a 6 años.
PlayLab está dedicado a la infancia y es una invitación abierta al juego creativo y a un viaje a la imaginación que nace de la larga experiencia en programas y espacios educativos que el Museo ha desarrollado y ofrecido a escuelas y familias desde los años 90.
Por misión, el Museo contribuye a la educación, la orientación, el bienestar y la cohesión social proporcionando herramientas que se expresan en actividades y cursos dedicados a las escuelas y las familias. Y es en este contexto y desde la consideración cada vez más emergente de que, en una sociedad compleja como la que vivimos, es fundamental construir, desde edades tempranas, una relación con la ciencia y la tecnología que encaje en un proyecto en el que los protagonistas son niños y niñas de entre 3 y 6 años.
Dentro de PlayLab cada ambiente y experiencia está diseñado para poner a niñas y niños en el centro del proceso de aprendizaje, invitándolos a descubrir lo que les rodea a través de la observación, la interacción, la exploración y la narración como acciones fundamentales para el desarrollo del pensamiento científico, social y emocional. Transformar y Explorar son los dos temas que guiaron el diseño del espacio y la interpretación de los contenidos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) de manera transversal.
Cada actividad y cada entorno propone los temas de exploración y transformación a través de una interpretación científica, fantástica y narrativa. El objetivo es crear un entorno adecuado para construir una actitud activa y curiosa hacia el mundo y sentar las bases para la adquisición de conocimientos y habilidades útiles para desarrollar una relación positiva con la ciencia desde la infancia.
"Durante los últimos veinte años, el compromiso educativo definido por la misión y la voluntad de contribuir al bienestar y la cohesión social de la sociedad han llevado al Museo a dirigirse y atender a públicos diversos. Las numerosas experiencias con metodologías educativas y pedagógicas que puedan apoyar a las generaciones jóvenes, a la escuela y a la comunidad educativa son, por tanto, expresión de una dirección estratégica de la institución", explica Francesca Pasinelli, miembro del Directorio del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología.
"PlayLab completa e integra este compromiso en el convencimiento de que en una sociedad compleja como la que vivimos es necesario construir, desde edades tempranas, una relación pacífica con la ciencia y la tecnología que siente las bases de una vida activa, creativa, consciente y ciudadanía inclusiva", añade.
El novedoso espacio está organizado en 5 salas y ofrece 2 modos de uso diferentes: cuatro se caracterizan por instalaciones artísticas y actividades de exploración, construcción y narración de cuentos, donde niños y niñas junto con sus adultos acompañantes pueden moverse libremente. El último, el Atelier, está dedicado a itinerarios estructurados, siguiendo la tradición de los laboratorios interactivos del Museo, e invita a profundizar, experimentar, compartir ideas y reflexionar sobre tus propias experiencias.
Las salas animan a los pequeños visitantes a no separar las múltiples dimensiones de la experiencia de aprendizaje ni a simplificarla; más bien, intentan enriquecerlo a través de lenguajes y herramientas de exploración y descubrimiento muy diferentes. Por ello, cada sala tiene una característica propia y nace del diálogo y planificación compartida entre el personal educativo y otras figuras, tanto internas del Museo (diseñadores, comisarios y conservadores) como externas (artistas, docentes y pedagogos).
La primera sala es un bosque de escenas y formas que recuerdan árboles con copas de hojas equilibradas: nidos para columpiarse y esconderse, un paisaje sonoro hecho de cantos de pájaros, ruidos y susurros del bosque circundante y que invita a tomarse su tiempo y escuchar. La segunda sala alberga Le Beau Chantier, una instalación site-specific nacida de la colaboración con dos escultores, intérpretes y coreógrafos franceses, Yvan Clédat y Coco Petitpierre. Es un gran espacio poblado por estructuras sencillas que hay que inventar: círculos, triángulos, formas suaves y coloridas de gomaespuma que las niñas, los niños y los adultos que los acompañan pueden utilizar, combinar y vestir para imaginar y construir su propio entorno-paisaje.
La tercera sala ofrece muchas actividades que cambian según la programación. Por ejemplo, dibujar con haces de luz y materiales transparentes y exploras reflejos para llenar un imaginativo bosque digital de animales. Finalmente, la cuarta es la sala de historias y objetos, que aspira a crear conexiones con las colecciones del Museo a través de la narración y el juego simbólico.
El último entorno, el Atelier, es un espacio en el que el personal docente del Museo, en ocasiones apoyado por invitados especiales como artistas, músicos, actores o narradores, ofrece un programa de actividades facilitadas para el público escolar y para las familias, dando a visitantes jóvenes para dedicar tiempo a un trabajo más profundo. "PlayLab es, hoy, la expresión de nuestra reflexión pedagógica más avanzada y el resultado de una larga investigación sobre temas, enfoques y lenguajes que pretenden realzar la naturaleza compleja y maravillosa de la infancia", apunta Maria Xanthoudaki, directora de Educación del Museo. (ANSA)
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