Mencionada veinte veces en la Biblia, el autor demuestra que la cerveza era conocida por todos los pueblos antiguos.
Así, incluso "Moisés, nacido y criado en Egipto, seguramente conocía la bebida fermentada que tenía gran importancia en la sociedad egipcia; criado por la hija del Faraón y educado en la corte, es difícil que no haya entrado en contacto con la cerveza", escribe el autor.
Se trata, pues, de una bebida ancestral que se ha transmitido durante siglos. Si para el mundo occidental se considera a menudo menos digna que el vino, a pesar de su popularidad, "en realidad en el Medio Oriente Antiguo, sostiene Ravasco, tenía una importancia considerable, tanto social como religiosa, hasta el punto de que en Mesopotamia había una deidad dedicada a ella".
La cerveza, considerada "pan líquido", porque tiene algunos ingredientes en común con el pan, conserva aún hoy una importante tradición en el mundo cristiano, hasta el punto de que hay varios monasterios dedicados precisamente a su producción.
A Benedicto XVI, originario de Baviera, le gustaba beberla.
Francisco, en su reciente viaje apostólico a Bélgica, recibió una caja de ella como regalo de una parroquia que ayuda a los sin techo en Bruselas.
Entre las curiosidades que surgen del libro de Ravasco, que es investigador de hebreo y profesor de lenguas bíblicas, está el hecho de que en las diversas traducciones de la Biblia, la palabra cerveza se encuentra en unas sí, y no en otras.
Por ejemplo, la palabra birra nunca aparece en la Biblia traducida al italiano, mientras que el término "bier" se encuentra en la traducción utilizada por la Iglesia católica en Alemania, y "beer" en algunas Biblias en lengua inglesa, como la Christian Standard Bible.
El volumen se completa con recetas para elaborar cerveza según el método utilizado por los asirios, sumerios, babilonios, egipcios e israelitas. (ANSA).
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