El boletín económico del Banco de Italia modifica las previsiones del pasado mes de junio para los próximos años, que, sin embargo, adolecen de una salvedad informal, como se desprende de los acontecimientos de los últimos días: de hecho, existe una "elevada incertidumbre" debido a las turbulencias geopolíticas, desde la guerra en Ucrania hasta el conflicto en Oriente Medio, sin olvidar la "debilidad" de la economía china.
En comparación con las estimaciones del ejecutivo, la corrección realizada por el Istat (Instituto de Estadísticas de Italia) en los últimos días pesa mucho, reduciendo el PIB en un 0,2 este año, pero para 2025-2026, en esencia, las previsiones de Via XX Settembre y Via Nazionale corresponden a un +2,2% global, lo que debería marcar una recuperación respecto a la situación actual.
Muchos indicadores de la economía de Italia, leemos en la publicación de 42 páginas que contiene también las proyecciones macroeconómicas para el trienio, señalan en realidad cansancio o "crecimiento moderado": el consumo familiar está "estancado" y debería acelerarse en los próximos años gracias al enfriamiento de la inflación, el mercado laboral muestra "signos de desaceleración", la demanda de crédito de las empresas sigue siendo débil, especialmente para las inversiones, a pesar de que los primeros signos de bajada de las tasas ya se han producido desde la primavera.
Solamente las familias, según datos de la agencia de recaudación fiscal (IRS), han mostrado los primeros signos de vitalidad, aunque modestos, desde principios de 2023.
Incluso en el lenguaje mesurado, los expertos señalan una situación nada brillante para las empresas y el mundo empresarial: la caída de los préstamos "fue más acentuada en las empresas de servicios y en el sector de la financiación a medio y largo plazo, generalmente asociada a necesidades de inversión".
Esta es una mala señal para los próximos meses, dado que el efecto se manifiesta con el tiempo. No es casualidad que el texto siga diciendo "las inversiones seguirán viéndose afectadas por unos costes de financiación todavía elevados y por la reducción de los incentivos vinculados al sector de la construcción, cuyos efectos, sin embargo, se verán mitigados por las medidas de estímulo previstas por el PNRR" (Plan Nacional de Reactivación y Resiliencia).
Las exportaciones también ayudarán. Y también en el ámbito del empleo, "el número de ocupados siguió aumentando, pero las horas trabajadas disminuyeron, especialmente en la industria en sentido estricto".
Así, la tasa de desempleo caerá, desde el 7,7 el año pasado caerá "hasta el 6,7 por ciento en 2024 y hasta el 6,3 de media en los dos años siguientes" y "el empleo seguirá creciendo a tasas inferiores a las observadas en 2023".
Finalmente, los salarios. Los temores de los banqueros centrales sobre el inicio de una espiral precios-salarios que, a fin de cuentas, no existió, se han disipado: la inflación cerrará en el 1,1% en Italia y se situará en el 1,6% en 2025, muy por debajo del objetivo del BCE.
Los salarios seguirán creciendo, aunque con diferencias de sector a sector. Se verán impulsados ;;por los acuerdos recientemente firmados, pero aun así, dicen los expertos, en términos reales siguen siendo en promedio alrededor de un 8% por debajo de los niveles de 2021. (ANSA).
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