Se habla de 400 millones de euros. Medidas limitadas, los recursos son pocos, pero marcarían una señal en el proceso de relanzamiento del diálogo con Stellantis tras la dimisión del director general, Carlos Tavares. Un camino por verificar, no exento de tensiones.
La solicitud bipartidista para que John Elkann aclare al Parlamento el plan industrial y las perspectivas de empleo acompañado de la esperanza del presidente de la Cámara, Lorenzo Fontana: "Venga a la audiencia lo antes posible", porque "una comparencia con los parlamentarios de la mayoría y de la oposición es importante y necesario".
Pero por ahora la presión no se abre paso. Al presidente de la Comisión de Actividades Productivas de la Cámara, Alberto Gusmeroli, quien le envió la tercera invitación para hacerse presente en la audiencia, el presidente del grupo reiteró que aún no es el momento: quiere esperar a que cierren la mesa en el Ministerio de las Empresas y el Made in Italy (MIMIT) y la apertura del Palazzo Chigi, antes de evaluar otras iniciativas de debate, incluida la solicitada por las fuerzas políticas en el Parlamento.
Además, existen diferentes enfoques en el gobierno. Mateo Salvini pasa al ataque: más que Tavares, en Stellantis "el problema es la propiedad, que ahora tiene muy poco de italiano y tomó dinero en Italia durante décadas para abrir fábricas extranjero".
La invitación del viceprimer ministro de la Liga Norte a Elkann es de presentarse en el Parlamento "con un cheque que recuerde cuántos miles de millones de dinero público cobró esta empresa a lo largo de los años".
"No importa de dónde viene, sino que importa qué hace", interrumpe el presidente del Senado, Ignazio La Russa. Y de otro tenor son las consideraciones de Adolfo Urso, que de la conversación con Elkann extrajo "las condiciones para tengan confianza en que podemos compartir un plan visionario para Italia en el centro del desarrollo del automóvil europeo".
"Ahora Stellantis también comparte la necesidad de revisar el camino de la descarbonización", señaló el ministro de las Empresas (de Hermanos de Italia - FDI), que encabezará la mesa el 17 de diciembre en el sector del automotor, donde Stellantis delegó en Jean Philippe Imparato, responsable del espacio europeo. Para Urso "puede marcar un punto de inflexión". Una cita que, piden ka Unión Italiana del Trabjo (UIL) y la Unión Italiana del Trabajo Metalúrgico (UILM), debe ir precedida de una reunión empresa-sindicatos.
La mesa del MIMIT es el siguiente paso para intentar alinear el diálogo entre empresa y gobierno, que hasta ahora estuvo frenado por las tensiones entre el ejecutivo y Tavares.
El primero fue el domingo cuando Elkann anticipó la despedida del manager portugués a la primera ministra, Giorgia Meloni, y el presidente de la República, Sergio Mattarella.
Después de la cita en el MIMIT, se comprenderán los márgenes para trasladar la cuestión al Palazzo Chigi, como piden los dirigentes de la empresa y también los sindicatos.
El escenario preocupa a los trabajadores, desde Melfi (en el sur) hasta Miraflores. El gobierno fijo la prioridad: proteger a los trabajadores de las plantas de Stellantis en Italia, las de las industrias relacionadas y logística. Se busca un eje para empujar a la UE a "revisar esas regulaciones que -señaló Meloni- corren el riesgo de ponerlos de rodillas la industria automovilística europea".
Y el ejecutivo estudia las palancas a utilizar. Se podrían incluir ayudas en el presupuesto para estimular la investigación e innovación y, sobre todo, para reducir los costes energéticos de las fábricas.
"El costo de la energía es uno de los temas más delicados", señaló el subsecretario de MIMIT, Massimo Bitonci, explicando que "el Gobierno está estudiando una serie de incentivos para los componentes italianos". Directamente a las empresas, porque "los destinados a los consumidores, 1.000 millones de euros este año, no dieron los resultados esperados".
El Partido Demócrata (PD), el Movimiento 5 Estrellas (M5S), Alianza Verde e Izquierda (AVS) y Acción solicitaron un informativo urgente a Meloni sobre Stellantis. Compartidas con la mayoría son las opiniones sobre la indemnización por despido de Tavares, que ascendería a 100 millones de euros, de acuerdo con informes de prensa que, sin embargo, fueron desmentidos por Stellantis, según el cual las cifras son "muy imprecisas y muy lejos de la realidad".
"Renuncié a mi indemnización de comisario de UE, alrededor de medio millón de euros -recordó el viceprimer ministro y líder del Forza Italia (FI), Antonio Tajani-: existía la crisis del coche y me pareció correcto y apropiado dejar ese dinero a quienes perdieron sus trabajos. Espero que este pequeño gesto pueda ser repetido por quienes aceptan liquidaciones de oro". (ANSA).
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