La "trayectoria" emprendida por Europa hacia la electricidad corre el riesgo de "llevar al colapso a toda la industria del automóvil". La estocada de la primera ministra Giorgia Meloni, en sus comunicaciones a la Cámara en vísperas de los dos días de cumbres en Bruselas, reaviva la batalla para alejar el espectro de las multas que se ciernen sobre los fabricantes que no cumplan los primeros objetivos de reducción de CO2 para los autos nuevos de cara al objetivo de cero emisiones en 2035.
Una instancia que encuentra el apoyo de París y Berlín, comprometidos a pedir "flexibilidad" a la presidenta Ursula von der Leyen, quien -también bajo la presión de su PPE (Populares)- podría abrir un camino hacia un compromiso. Congelar las sanciones es el razonamiento que circula por los pasillos de las instituciones de la UE, sería una solución política menos compleja que una reversión -hasta ahora excluida- de los objetivos establecidos en la ley ya en vigor.
La mesa de Stellantis en Turín, el conflicto de Volkswagen en Hannover, los recursos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA): "el panorama europeo" es "todo menos positivo", tronó Meloni, relanzando la petición de "suspender las multas" que "ya están provocando el cierre de muchas fábricas". Un llamamiento compartido también en la mesa del Consejo de Medio Ambiente de la UE por el dúo franco-alemán igualmente marcado por la crisis. Las sanciones son "contraproducentes", advirtió la ministra francesa Agnès Pannier-Runacher, según la cual ante la opinión pública "está muy extendida la idea de que los esfuerzos de electrificación se hacen en Europa pero los beneficios se cosechan en otros lugares".
En Bruselas, en opinión del secretario alemán de Estado, Philipp Nimmermann, debería verificarse cuál es el margen para congelar las penalidades sin todavía "poner en riesgo los objetivos" de emisiones cero "en 2035".
El expediente auto no figura en el orden del día de la cumbre de líderes de la UE del jueves, pero está destinado a ocupar un lugar central en marzo, después de dos etapas clave: la publicación a finales de enero de la brújula para la competitividad de la UE basada en el informe de Mario Draghi, y el lanzamiento del Acuerdo Industrial Limpio el 26 de febrero.
A mediano plazo, la petición expresada por Meloni es clara: centrarse en la "neutralidad tecnológica, permitiendo el uso de todas las tecnologías útiles para reducir las emisiones contaminantes". Elementos contenidos en el documento oficioso promovido el 28 de noviembre por Italia junto con República Checa, al que ya se han sumado Austria, Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia y Polonia. El objetivo, según las explicaciones de la premier italiana, es "aportar ideas y sugerencias para actuar con urgencia y evitar consecuencias irreversibles".
Las ideas sobre las multas surgieron estos días de la reunión en Milán entre el ministro Adolfo Urso y el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Industria, Stéphane Séjourné, que decidió "no penalizar a los fabricantes".
"Plena disponibilidad para el diálogo" fue constatada por el titular de las Empresas y Made in Italy también en una conversación telefónica con el nuevo Comisario de Transportes de la UE, Apostolos Tzitzikostas, designado por von der Leyen para elaborar el plan de acción para el sector.
Sin embargo, la cláusula para la revisión de las normas se mantiene hasta 2026, alejando la idea del avance hasta 2025 solicitado por Roma: los constructores necesitan "previsibilidad", reiteró el comisario europeo del Clima, Wopke Hoekstra, esquivando preguntas sobre las multas. Para alcanzar los objetivos, se repite en Bruselas, "no sólo hay eléctricos", sino también híbridos. No obstante, la reprobación está en manos de la número uno del Palacio Berlaymont, inmerso en un enfrentamiento con la industria que refleja el reciente diálogo con los agricultores.
Roma, París y Berlín frenan en la UE las multas a los autos
La premier italiana, Giorgia Meloni, reaviva la batalla para alejar el espectro de esas sanciones que se ciernen sobre las automotrices. Riesgo de colapso para la industria