(ANSA) BOLZANO - La aterosclerosis está presente en los seres humanos desde hace mucho más tiempo de lo que se pensaba y así lo demuestran los análisis de 237 momias adultas de todo el mundo estudiadas por el equipo internacional de investigación conocido como grupo Horus, apoyado por Eurac Research de Bolzano, mediante tomografía computarizada y exploraciones.
Se detectó aterosclerosis en más del 37% de las momias. Además, el análisis de 22 individuos momificados, realizado por la genetista molecular Christina Wurst de Eurac Research, demostró que varios factores de riesgo genéticos para la aterosclerosis estaban presentes en todas las momias examinadas.
Todo esto apoya la hipótesis de que personas en todo el mundo y en todas las épocas han padecido esta enfermedad. El estudio del grupo Hourus se publicó recientemente en la prestigiosa revista European Heart Journal.
Entre los individuos examinados se consideraron: Ötzi, el Hombre de Hielo; momias del antiguo Egipto; peruanos precolombinos de las tierras bajas y bolivianos de los Andes; cazadores y recolectores de las Islas Aleutianas del siglo XIX, Inuit de Groenlandia del siglo XVI, así como restos humanos de la antigua cultura Pueblo y pastores medievales del desierto de Gobi.
Los resultados de la tomografía computarizada del Estudio Global Horus revelaron la presencia cierta o probable de aterosclerosis, caracterizada por calcificaciones en las paredes arteriales, en más de un tercio de los individuos.
Dado que el ADN antiguo sólo está presente en pequeños fragmentos y mezclado con el material genético de otros organismos, el equipo de investigación dirigido por Christina Wurst de Eurac Research utilizó un método de enriquecimiento especialmente desarrollado para extraer ciertas variantes genéticas del ADN antiguo.
Este análisis, publicado en la revista Annals of Global Health, se complementó con la llamada evaluación de riesgo poligénico ponderado para determinar la predisposición genética individual a desarrollar la enfermedad.
El estudio de Horus, que utilizó tomografías computarizadas para analizar la distribución de las calcificaciones, proporcionó una confirmación importante de los hallazgos genéticos de Wurst: los individuos momificados con mayor predisposición genética a la aterosclerosis también tenían calcificaciones en las arterias.
"Encontramos rastros de aterosclerosis en todos los períodos, tanto en hombres como en mujeres, en las siete culturas estudiadas, tanto en personas de clase alta como de clase baja", dijo Randall Thompson, autor principal del Estudio Global Horus y cardiólogo de Saint Luke's Mid America Heart Institute.
“Vemos que la aterosclerosis no es sólo una enfermedad de nuestro tiempo: Ötzi era una de las dos momias con una predisposición genética más clara a la aterosclerosis, y tiene 5.300 años, por lo que somos portadores de esta predisposición desde hace al menos el mismo tiempo”, subraya el genetista molecular Wurst (ANSA).
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