(ANSA) - BRASILIA 31 AGO - Brasil está dividido por la suspensión de X. El ultimátum de la red social en el país era esperado visto que el juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes había dado el ultimátum a la compañía de Elon Musk para que indicase a sus representantes legales locales.
El ultimátum expiró el jueves sin que X haya provisto los nombres y el juez dio curso al procedimiento. El juez inició el procedimiento. En su disposición, de Moraes también estableció que se impondrá una multa diaria equivalente a 50 mil reales (equivalentes a 8.027 euros) a quien acceda a X usando una VPN, dando cinco días de tiempo a los operadores telefónicos para que "inserten obstáculos tecnológicos en grados de hacer impracticable el uso de X".
La suspensión del antiguo Twitter en Brasil es sólo el último capítulo de una disputa entre de Moraes y Musk que se prolonga desde hace algún tiempo y que se refiere a la eliminación de algunos perfiles de partidarios del expresidente de derecha Jair Bolsonaro. Pero el clima en otras redes sociales se ha calentado.
El hecho de que se impusiera una multa diaria tan elevada fue interpretado por muchos como un castigo para la población al margen del enfrentamiento personal entre el juez de Moraes y Musk y que, según muchos, socava la libertad de expresión. Además, la noticia llega en un momento muy delicado para el país porque ya ha comenzado la campaña electoral para la votación de las elecciones locales del próximo 6 de octubre.
Numerosos diputados de derecha han expresado su intención de pedir la destitución del juez de Moraes por abuso de poder. Fue entonces el propio Musk quien avivó las llamas, anunciando que a partir de mañana publicará lo que llamó "las pruebas" sobre X, para que "el pueblo brasileño conozca sus crímenes".
Mientras el expresidente Bolsonaro bromeaba en su perfil de Threads: "Bienvenidos a Corea del Norte", escribió, atacando también al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y volviendo a publicar un vídeo realizado antes de las elecciones de 2022 en el que definió a Lula como "un borracho". En cambio, políticos e influencers de izquierda defendieron la decisión de De Moraes y alentaron a los usuarios a migrar a otras redes sociales. Entre ellos, la diputada y presidenta del PT, Partido de los Trabajadores de Lula, Gleisi Hoffmann, que utilizó su perfil para escribir que "Musk no es otra cosa que un playboy viciado, prepotente y arrogante.
El está enamorado de las dictaduras como la de 1964, sueña nuevas injerencias externas en la defensa y en la soberanía de los países sudamericanos". Los parlamentarios vinculados a la derecha, en cambio, hablaron explícitamente de dictadura. Entre ellos, el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del e presidente, que escribió en X que "el ex preso Lula da Silva apoya la censura dictatorial".
La Argentina de su rival ultraliberal Milei también se hizo oír: la ministra de Asuntos Exteriores, Diana Mondino, declaró que su país ve "con enorme preocupación que cada vez más Estados limitan la libertad de expresión en línea". Si bien "uno de los objetivos de este primer gobierno de Milei - añadió Mondino - es transformar a la Argentina en un faro de libertad". (ANSA)
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