(ANSA) PEKIN - Un número récord de incursiones de aviones militares, helicópteros y drones en poco más de 12 horas, combinado con el despliegue de fuerzas de misiles, navales y guardacostas sin precedentes, condujo al cerco de Taiwán.
China exhibió sus músculos ante la que considera una provincia en poder de los rebeldes, que acabó en alerta máxima por las maniobras militares relámpago "Espada Conjunta 2024/B", las segundas de la serie "punitiva" lanzada en mayo como «severa advertencia" a los dirigentes de la isla ante los "actos separatistas de las fuerzas independentistas de Taiwán".
Las operaciones se lanzaron sin notificaciones previas, indicaciones de las zonas afectadas por las actividades y duración, y con un perímetro de actuación que entraba por primera vez en la zona restringida de 24 millas náuticas.
En definitiva, nuevos pasos de la "estrategia anaconda" teorizada por el almirante jefe de la flota militar de Taiwán, Tang Hua, en una entrevista con The Economist, basada en la escalada selectiva de actividades militares con la que las fuerzas armadas chinas asfixian a la isla en sus garras.
"Avistamos 125 aviones militares chinos, helicópteros e incursiones de drones a las 16.30 hora local, el mayor registro diario", informó el teniente general taiwanés Hsieh Jih-sheng. El portaaviones chino Liaoning, desplegado al este, ejerció "presión y vigilamos los despegues de sus cazas J-15".
El presidente taiwanés, William Lai, convocó al Consejo de Seguridad con el ministro de Defensa, Wellington Koo, y otros funcionarios Y desde Washington, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, expresó "seria preocupación» por las maniobras chinas, "injustificadas y con riesgo de escalada".
En cuanto al objetivo de la postura de Pekín, Su Tzu-yun, director de estrategia y recursos de defensa de la National Defence and Security Research de Taiwán, señaló que es "el bloqueo del sur y el norte de Taiwán, apuntando a los puertos de Taipei, Keelung y Kaohsiung, así como a Hualien, en la costa este".
En otras palabras, las seis zonas prohibidas trazadas por China pretendían "inhibir" puertos y bases militares para impedir que Taipei utilizara sus fuerzas armadas. Un esfuerzo por convertir Taiwán y sus aguas circundantes en el "mar interior" de China, aplastando cualquier apoyo externo.
La guardia costera, en este sentido, publicó un mapa con sus patrulleras alrededor de Taiwán formando un corazón porque "cercar es un acto de amor".
El Liaoning, en este escenario, podría haber desempeñado el papel de simular un portaaviones estadounidense, señaló Ying yu-lin, de la Universidad de Tamkang, en un post sobre X, para estudiar la forma de neutralizarlo.
Pekín relacionó el enfrentamiento con el discurso "independentista"» del presidente William Lai para la Fiesta Nacional del 10 de octubre, según el cual la República Popular no tiene derecho a representar a Taiwán y "la República de China (nombre oficial de Taiwán) y la República Popular no están subordinadas la una a la otra".
China considera la isla parte de su territorio "sagrado" e "inalienable", como reiteró recientemente el Presidente Xi Jinping.
Sin embargo, Michael Cole, analista de seguridad afincado en Taipei, dijo estar seguro de que Pekín deseaba las maniobras.
A pesar de la advertencia de moderación del Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y con Occidente centrado en Oriente Próximo, Ucrania y las elecciones presidenciales estadounidenses, "operaciones como estas están bien planeadas", señaló.
Añadió que se lanzaron en un momento en el que Corea del Norte parece estar movilizándose "para algún tipo de acción o manifestación militar dirigida contra Corea del Sur". ¿Algún tipo de coordinación entre Pekín y Pyongyang? No es descartable, según Cole, para probar cómo responderían Estados Unidos y los aliados regionales a contingencias simultáneas. Hay un elemento de guerra cognitiva en todo esto", un aspecto que no es en absoluto menor (ANSA).
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