(ANSA) - MILAN - Tras el concierto de la Filarmónica de La Scala dirigido por Daniel Barenboim, el público quiso demostrar todo su cariño al maestro, que volvió a dirigir en Milán a pesar de la enfermedad que lo debilita y fue ovacionado de pie.
Es una historia de gran afecto la que existe entre Barenboim y el público milanés, cimentado a lo largo de los años, desde 2006, cuando se convirtió en maestro de La Scala, y luego de 2011 a 2016 como director musical.
Ayer Barenboim - que el lunes pasado dirigió un ensayo especial del concierto a favor de la asociación Hijos de la Shoah en el conservatorio - subió lentamente al escenario mientras el público gritaba "bienvenido maestro" y estallaba un largo aplauso.
Subió al podio, como siempre sin partitura, y comenzó la sexta sinfonía de Beethoven.
Dirigió sentado, acomodándose cada vez mejor, con gestos insinuados, casi como para ahorrar energía, ante la absoluta atención de la orquesta, una Pastoral de ritmos extremadamente dilatados, casi etéreos.
En la segunda parte dirigió la Séptima Sinfonía con un ritmo más rápido hasta llegar al 'furioso' final que volvió a provocar los aplausos del público e incluso el grito de 'fue maravilloso'.
Después de tres llamadas al escenario, finalmente todos los espectadores se pusieron de pie para el último homenaje a un Barenboim cansado y satisfecho. (ANSA).
Barenboim ovacionado en La Scala de Milán
Concierto de la Filarmónica con la sexta y séptima de Beethoven