La película de Zingaretti -conocido por su papel del Comisario Montalbano-, que se exhibe hoy en el Festival de Cine de Roma y estará en las salas comerciales de Italia en la próxima primavera boreal, distribuida por con Lucky Red, habla de dolor, de duelo, pero también de la capacidad de superar el sufrimiento siendo conscientes de que al final nos concierne a todos, que es una condición humana posible de vivir y soportar junto a otros.
Marco, de veinte años, sólo tiene una misión tras la muerte de su madre: destruirse a sí mismo. Lo hace primero con cocaína y otras drogas y luego con el alcohol, su único desahogo es la poesía. El padre que toma el tranvía en Roma, exactamente el día 19, siempre está ahí para él, pero es como si estuviera indefenso, no sabe cómo salvarlo.
Finalmente el joven consgue trabajo, como limpiador en el hospital Bambin Gesù, donde Marco se encuentra con un ambiente de trabajo de alta concentración romanesca, felizmente reconstruido por Zingaretti, pero también el dolor de la enfermedad infantil.
"Es una película que habla del dolor, no en términos negativos, sino como ingrediente necesario para la felicidad, porque el dolor y alegría están hechos del mismo material - dice Zingaretti -, pero es también una película sobre la poesía, la belleza y su capacidad de salvación y que habla de padres e hijos y de la capacidad de estar presente, como un acto del más puro amor".
Zingaretti vuelve a hablar del malestar de los jóvenes de hoy.
""El dolor de vida de los niños de hoy es mayor que el nuestro.. Es un mundo que cambia demasiado rápido y lo peor está por llegar con la inteligencia artificial. Un cambio que parece haberse ralentizado sólo por política", sostuvo el actor.
"¿Qué clase de padre soy? Un hombre vinculado a la naturaleza y de la clase trabajadora por tanto con creencias éticas sólidas. No es casualidad que sea conductor de tranvía, alguien que siempre hace casi el mismo recorrido para indicarle a su hijo: 'ya sabes dónde encontrarme'".
Zingaretti habló también de su relación con la poesía.
"Siempre he creído que la belleza salvará al mundo. Una cosa a tener en cuenta aún más ahora que hay una emergencia climática y el fenómeno migratorio, dos cosas que no queremos aceptar", expresó.
Sobre su relación con el personaje de Montalbano, que lo hizo conocido en toda Europa y también en Sudamérica, el actor confesó que no fue muy generoso con él.
"Tal vez no fui muy generoso con el pasado que tanto me había dado y, lo confieso, también pateé mucho que salir de él.
El caso es que soy una persona muy curiosa en muchos campos diferentes y hoy estoy feliz de dar al público esta película que es producto del esfuerzo de muchas personas", dijo.
Por su parte, Gianmarco Franchini, un verdadero talento que, a los 21 años ya protagonizó dos films (el primero, "Adagio"), dijo que "inmediatamente" comprendió que se trataba de "un trabajo difícil".
"Sabía que debía interpretar a un tipo duro que tiene su modo de ver las cosas. Sin embargo, el personaje me apasionó ya al leer el libro, mi miedo era sólo el de no dar lo suficiente", relató.
En relación a la poesía, dijo que siempre fue mejor alumno en las materias científicas, pero ama mucho "Il canto notturno di un pastore errante dell'Asia", de Leopardi.
"A veces, escribo algo sobre lo que sucede dentro mío", concluyó. (ANSA).
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