Giorgia Meloni al final optó por la línea dura y cumplió con un concepto ya expresado en las Cámaras y reafirmado tarde en la noche, al término de una cumbre complicadísima: "las nominaciones de la UE son equivocadas en el método y en el mérito. Es una falta de respeto hacia los ciudadanos".
Es desde aquí que surge el 'no' al portugués y a la estonia.
Una posición prácticamente aislada, la de Italia, ya que incluso Eslovaquia finalmente votó a favor de los principales cargos de la UE.
Incluso Viktor Orbán, sobre el nuevo presidente del Consejo Europeo, se ha distanciado, manteniéndose fiel a su filosofía de una Europa intergubernamental y no a semejanza de la Comisión.
La furia de Meloni tiene dos destinatarios: Olaf Scholz y Emmanuel Macron. Es contra su método que la primera ministra carga. Contra un acuerdo estudiado en la mesa por los seis negociadores del PPE y deslizado sobre la cumbre de los 27 sin posibilidad de enmendarlo.
De nada sirvió la mediación del PPE y la persuasión moral de Antonio Tajani, quien en la cumbre de los Populares volvió a pedir una clara apertura a los Conservadores.
De nada, además, sirvieron las afirmaciones de los líderes europeos, al entrar al Europa Building, sobre la necesidad de mantener a Italia dentro del acuerdo sobre los principales cargos. Meloni, al final, no cambió de opinión y arremetió contra "una lógica de mayoría y oposición que no tiene ningún sentido".
Su 'no', en definitiva, no sorprendió tanto a los otros líderes sentados a la mesa. Mark Rutte se atrevió a defender la elección del gobierno. Macron destacó su "respeto por Meloni" y recordó que "Italia es un país amigo de Francia".
Sin embargo, el golpe vino desde Berlín. "Estoy firmemente convencido de que es positivo que los partidos que pertenecen a las familias populistas de derecha no sean" parte del apoyo al acuerdo, subrayó Scholz.
No serán días fáciles, los que separan a Italia de la votación plenaria sobre Von der Leyen. Serán días de negociaciones intensas, subterráneas, con el gobierno listo para relanzar la solicitud de una delegación de peso. Pero, por otro lado, el muro de los Socialistas y Liberales está destinado a levantarse aún más.
La primera ministra, sin embargo, tiene la intención de seguir adelante. "Seguir la corriente no sirve para salir del aislamiento. No estoy de acuerdo en que el voto en contra ponga en peligro nuestra posición en la UE. Sería vergonzoso si nos hicieran pagar por ello", advirtió Meloni en una larga rueda de prensa nocturna.
La abstención sobre Von der Leyen - aclaró - es el resultado de una coalición de gobierno dividida sobre la votación del presidente saliente, con Forza Italia a favor y la Liga totalmente en contra.
Pero, advirtió, por ahora "no tenemos respuestas políticas" sobre el programa de la presidente saliente. "Es importante trabajar bien también con Italia", es la mano tendida por Von der Leyen a pesar de la abstención.
Con los periodistas, Meloni también se detuvo en la investigación de Fanpage, que reveló los insultos antisemitas de una líder juvenil de su partido, que finalmente renunció.
Tras condenar los "sentimientos antisemitas incompatibles con Hermanos de Italia (FDI)", atacó la forma de la investigación, que incluyó grabaciones secretas y hasta investigadores privados.
"Tomo nota de que es una nueva frontera en el enfrentamiento político: desde hoy es posible infiltrarse en partidos políticos y sindicatos para grabar reuniones y publicarlas. Y es un método de dictadura", subrayó Meloni, para quien nunca antes se habían producido investigaciones de este tipo en los partidos políticos en los 75 años de historia republicana.
Y dirigiéndose, en un creciente tono de irritación, directamente al presidente Sergio Mattarella, preguntó: "¿Es esto legítimo?". (ANSA).
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