El señalado está acusado de operaciones de reclutamiento y planificación de numerosas acciones terroristas, entre las que se destacan los atentados de la mutual israelita de AMIA en Buenos Aires (1994) y la Embajada de Israel en la capital argentina (1992).
El anuncio estuvo a cargo del ministerio de Seguridad de Argentina, en una rueda de prensa encabezada por la responsable de esa cartera, Patricia Bullrich, y se hizo en coordinación con otros países de la región.
"Karaki actuaba bajo órdenes directas de Nasralah, sin intermediarios", afirmó Bullrich al referirse al nexo entre el jefe operativo del Hezbolá en América Latina y el jefe máximo líder de esa organización terrorista pro iraní que fue abatido recientemente por Israel.
Bullrich sostuvo que Karaki "se movía en la región con documentos aportados por el gobierno venezolano de Nicolás Maduro".
El gobierno argentino pedirá un "alerta roja" de Interpol para que se detenga a Karaki, que se encuentra en El Líbano, según dijo Bullrich.
"Es un golpe muy fuerte mostrar su cara y decir dónde está", agregó la ministra, que dio estos detalles en una conferencia donde estuvo acompañada por el titular de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), Sergio Neiffert.
"La SIDE está trabajando con los servicios de inteligencia internacionales y con el Ministerio de Seguridad para alcanzar el éxito de esta investigación", sostuvo Neiffert. Fuentes del gobierno argentino insistieron con que la revelación sobre Hussein Ahmad Karaki está a la altura de la muerte de Nasrallah, uno de los fundadores de Hezbolá.
Según la funcionaria argentina, Karaki fue directamente responsable de la compra del vehículo utilizado como bomba para el atentado a la embajada de Israel en Buenos Aires. En el expediente figura bajo los nombres falsos de Alberto Leon Nain y Elías Ribeiro Da Luz.
Ahora las autoridades de la Argentina, Brasil y Paraguay colocan el nombre de Karaki como la verdadera identidad detrás de esos alias.
El ataque terrorista contra la embajada de Israel ocurrió el 17 de marzo de 1992 y murieron 29 personas y más de 200 resultaron heridas.
La identidad del jefe operativo de Hezbolá en America Latina empezó a quedar al descubierto por la investigación de las autoridades argentinas y brasileñas en noviembre del año pasado, en una compleja trama de inteligencia que se conoce como "Operación Trapiche".
En ese momento fueron arrestados varios miembros de esa organización terrorista en el vecino país y se logró individualizar vínculos de esa red en la Argentina, pesquisa que está todavía activa en nuestro territorio.
En abril de este año, la Cámara de Casación, máxima instancia penal de la justicia argentina, determinó que el ataque contra la embajada de Israel, en marzo de 1992, y la bomba que hizo explotar la sede de la AMIA, en julio de 1994, "respondieron a un designio político y estratégico" de la República Islámica de Irán y que ambos atentados fueron ejecutados por Hezbollah.
Esa sentencia incluyó una fuerte exhortación a los jueces a cargo de las causas judiciales conexas sobre los atentados para que se avance con mayor celeridad.
Pero también a los poderes ejecutivo y legislativo para que definan a la brevedad políticas públicas con relación a la instauración del proceso en ausencia, la creación de agencias federales de investigación para delitos complejos como el terrorismo, la modernización y dotación de mayores recursos en el proceso de sistematización y conocimiento de la documentación de inteligencia que fue desclasificada y que, a casi treinta años de cometido el atentado, aún no ha concluido. (ANSA).
Leggi l'articolo completo su ANSA.it