La ola roja en la cámara alta del Congreso estadounidense partió de Virginia Occidental con Jim Justice, el millonario gobernador del estado que logró conquistar el escaño vacante tras la retirada del senador independiente Joe Manchin, una espina clavada en el costado de la administración Biden.
En Ohio, el comerciante de automóviles de lujo Bernie Moreno -cercano a Trump- logró arrebatarle el escaño al senador Sherrod Brown, el primer demócrata en ejercicio en caer. Luego fue el turno de Nebraska, con la senadora en ejercicio Deb Fischer derrotando al independiente Dan Osborn.
Finalmente, Montana, donde el demócrata Jon Tester, titular durante tres mandatos, perdió ante Tim Sheehy, un rico ex Navy Seal conocido por sus comentarios racistas contra los nativos americanos y adorador de Trump.
Ted Cruz en Texas y Rick Scott en Florida lograron mantener sus escaños, a pesar de los esfuerzos de los candidatos demócratas. Al final, el Grand Old Party alcanzó los 52 escaños, 50 son suficientes para tener la mayoría, con buenas posibilidades de aumentar la ventaja en las próximas horas.
El único consuelo para los demócratas fue la elección en Delaware de la primera afroamericana, Lisa Blunt Rochester.
En cuanto a la Cámara de Representantes, la situación aún no está definida, pero los republicanos van por delante. El titular de ese cuerpo legislativo, Mike Johnson, elegido en Luisiana y elogiado por el presidente electo como artífice de este extraordinario éxito en el Capitolio, y el controvertido trumpiano Matt Gaetz conservaron sus escaños; entre los demócratas por ahora están Nancy Pelosi y Alexandria Ocasio-Cortez.
Las próximas horas serán cruciales, ya que ambos partidos podrán conseguir un puñado de escaños, lo que hará que la batalla por el control de la Cámara sea una verdadera apuesta.
Por un lado, los demócratas van camino de ganar varios puestos en Nueva York; por otro, los republicanos van camino de arrebatar algunos en los estados del Muro Azul de Pensilvania y Michigan. En estas horas dramáticas para los demócratas, el partido se aferra a la Cámara como último bastión, la delgada línea azul contra un tsunami rojo. (ANSA).
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