De repente llegó una orden de evacuación para quienes se encontraban dentro del terminal sur, cuando el personal comenzó a decirles a todos que abandonaran el edificio inmediatamente mientras la policía intervenía.
Además de los agentes que operaban en el interior del terminal, se hizo presente en el lugar un escuadrón antibombas de la policía de Sussex, equipado con robots, cuando se supo que la alerta se desencadenó por un "objeto sospechoso prohibido" encontrado en uno de los equipajes.
"Para garantizar la protección del público, del personal y de otros usuarios del aeropuerto, durante la intervención se estableció un cordón de seguridad" por parte de la brigada antiexplosivos, explicó la policía local en un comunicado.
Mientras tanto se suspendieron las conexiones con el aeropuerto, empezando por el servicio de tren Gatwick Express hacia Londres, se multipicaron los retrasos y cancelaciones de vuelos, y decenas de personas quedaron varadas a bordo de los aviones aterrizados, sin posibilidad de descender, siempre por razones de seguridad.
Los viajeros que esperaban en el frío fueron ayudados por el personal del aeropuerto y los servicios de emergencia que les proporcionaron mantas térmicas y agua. Recién por la tarde se levantó la alerta y se reabrió el terminal. La policía concluyó su intervención afirmando que dos personas fueron detenidas y luego liberadas y pudieron continuar su viaje.
La alarma sin consecuencias ocurrió en una jornada de tensión para la policía británica llamada a actuar también fuera de la embajada de Estados Unidos en Londres, uno de los lugares más sensibles para la seguridad de la capital, a causa de un paquete sospechoso, hecho luego explotar por los expertos de la policía.
Cerca de la sede diplomática, situada en el barrio de Nine Elms, en la ribera sur del Támesis, fue instituido por los agentes un cordón mientras el personal en el interior de la representación diplomática era advertido. Incluso en este caso la alarma volvió y la MET Police declaró que halló un "artefacto falso".
Las dos alertas en Inglaterra hasta el momento no están ligadas pero se verifican en estos días en el que es más visible la presencia de las fuerzas del orden en la capital, en particular de agrentes armados.
Por cierto hay muchos elementos de preocupación y amenazas potenciales, a nivel interno, desde el fundamentalismo islámico hasta la extrema derecha, pasando por la acción de lobos solitarios, y más aún a nivel internacional, desde los dos conflictos en curso en Medio Oriente y en Ucrania, a las sospechas de inteligencia de un posible sabotaje por parte de actores estatales y no estatales hostiles. Un contexto general que empuja a las autoridades a mantener siempre altos los niveles de guardia. (ANSA).
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