Trump, que volverá a la Casa Blanca en enero, ha avivado en Kiev el temor a que pueda obligar a Ucrania a aceptar la paz en condiciones favorables a Moscú.
En su rueda de prensa anual de fin de año, el líder del Kremlin aseguró que sus tropas llevan las de ganar en todo el campo de batalla, pero se vio obligado a admitir que no sabe cuándo recuperará Rusia la región occidental de Kursk, donde las tropas ucranianas lanzaron una incursión en agosto.
Las tradicionales sesiones anuales de preguntas y respuestas, que a menudo duran horas, son en gran medida un espectáculo televisado, al tiempo que constituyen un raro escenario en el que se le pone en un aprieto y responde a algunas preguntas incómodas.
Consultado por las insinuaciones de Trump sobre un posible acuerdo de paz, Putin dijo que vería con buenos ojos una reunión con el magnate. "No sé cuándo voy a verlo. No dice nada al respecto. Hace más de cuatro años que no hablo con él. Estoy preparado para ello, por supuesto. En cualquier momento", dijo Putin.
"Si alguna vez tenemos una reunión con el presidente electo Trump, estoy seguro de que tendremos mucho de qué hablar", dijo, y añadió que Rusia estaba dispuesta a "negociaciones y compromisos".
El Kremlin acogió recientemente con satisfacción las duras críticas de Trump a la decisión del presidente Joe Biden de permitir a Kiev el uso de misiles suministrados por Washington para atacar territorio ruso, una escalada importante en el conflicto de casi tres años. Las tropas rusas llevan meses avanzando en el este de Ucrania, y Putin ha alabado repetidamente su destreza en el campo de batalla. "Estamos avanzando hacia la resolución de los objetivos principales que nos fijamos al inicio de la operación militar especial", dijo, utilizando el término ruso para referirse al conflicto.
"Nuestros hombres están luchando heroicamente. Las capacidades de las fuerzas armadas están creciendo". El ejército de Moscú avanzó en noviembre a su ritmo más rápido en el este de Ucrania desde el primer mes de su ataque de 2022.
Pero consultado por una mujer de la región de Kursk sobre cuándo podrán volver los residentes a sus casas allí, después de que miles fueran evacuados de las zonas de primera línea en medio del asalto ucraniano, Putin dijo que no podía dar una fecha.
"Los echaremos. Absolutamente. No puede ser de otra manera.
Pero la cuestión de una fecha concreta, lo siento, no puedo decirla ahora mismo", admitió el jefe del Kremlin, de 72 años.
Sobre las dificultades económicas a las que se enfrenta Rusia por el enorme aumento del gasto militar y la gran escasez de mano de obra provocada por el conflicto, Putin insistió en que la situación es "estable, a pesar de las amenazas externas", citando el bajo desempleo y el crecimiento industrial.
Consultado por el aumento de la inflación, afirmó que "la inflación es una señal preocupante» y que las subidas de precios de alimentos como la mantequilla y la carne son "desagradable" y reconoció que las sanciones occidentales también eran un factor, "aunque no tienen una importancia clave". Putin pareció reiterar su amenaza de atacar Kiev con el nuevo misil balístico hipersónico ruso Oreshnik. Cuando se le preguntó si el arma tenía algún defecto, Putin sugirió un «duelo de alta tecnología» entre Occidente y Rusia para poner a prueba sus afirmaciones de que es indetectable para las defensas aéreas.
"Que fijen un objetivo, digamos Kiev. Allí concentrarán todas sus defensas aéreas. Y nosotros lanzaremos allí un ataque Oreshnik y veremos qué pasa", propuso Putin.
El presidente calificó de "terrorismo" el asesinato del general Igor Kirillov en Moscú, con una rara admisión de cómo fallaron los servicios de seguridad en este y otros atentados ucranianos en territorio ruso.
"Nuestros servicios especiales están fallando en estos golpes. Significa que necesitamos mejorar este trabajo. No debemos permitir que ocurran errores tan graves". (ANSA).
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