Política

Frío y lluvia en Rafah, palestinos desplazados en colapso

Noche al aire libre entre tiendas de campaña inundadas

Redazione Ansa

(ANSA) - RAFAH, por Sami al Ajrami - Fue una noche de viernes terrible para los desplazados en el oeste de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza. El frío y la lluvia han puesto a prueba las ya difíciles condiciones de una población que vive en tiendas de campaña tras abandonar sus hogares hace tres meses. Campamentos que, según dijeron muchos a ANSA, están situados en terrenos fangosos, cada vez más empeorados por el agua.
    Moataz Dahman abandonó ayer su campamento en la ciudad de Khan Yunis después de que el ejército israelí le pidiera que evacuara debido a los intensos combates con Hamás en la zona.
    "No trajimos nada con nosotros -dijo junto a su esposa y sus 4 hijos-. Llegamos a Rafah caminando 5 kilómetros por la carretera de la costa". Moataz dijo que "pasó la noche en la acera de la calle del Barrio Saudita cubriéndose con nailon entre dos tiendas de campaña. Fue la noche más dura y miserable que he pasado en toda mi vida".
    Shaimaa Abu Hamda, madre de dos niños de entre 4 y 6 años, también se aloja en una tienda de campaña cerca del estadio de Rafah. La lluvia acabó inundando el frágil refugio donde vive con sus hijos. Todos pasaron la noche -dijo- "sentados en sillas y piedras, temblando de frío hasta la mañana". "Encendimos un fuego para calentar a los niños y secarles la ropa. Nuestra comida y nuestra ropa están todas mojadas. Ya no tenemos fuerzas para seguir adelante un día más, de todos modos nos estamos muriendo", acotó.
    Muchas tiendas de campaña fueron arrastradas por los fuertes vientos y cientos de personas pasaron la noche al aire libre sin refugio: en algunas zonas la gente tuvo que refugiarse entre sí hasta que pasó la tormenta.
    La situación es también la misma en los campamentos de la zona occidental de Moassi, cerca de Rafah, al mar. Las autoridades locales han hecho saber que no hay electricidad en Rafah y no hay suficiente combustible para hacer funcionar las bombas de agua y verterla al mar.
    El problema -explicaron- se agrava por el hecho de que las aguas residuales se mezclan con la lluvia y la basura acumulada en las calles. Las mismas autoridades han advertido que la situación podría "provocar la propagación de enfermedades" en la populosa Rafah, donde hoy viven más de un millón y medio de personas, cuando en condiciones normales sólo habitan 200 mil en 55 kilómetros cuadrados. (ANSA).
   

Leggi l'articolo completo su ANSA.it