(ANSA) - WASHINGTON, por Benedetta Guerrera - Se lanzaron más de 125 bombas y misiles de precisión, media hora de ataques con aviones de largo alcance pilotados por Estados Unidos y más de 85 objetivos alcanzados.
Estados Unidos cumplió su promesa de un ataque a gran escala y en múltiples niveles contra grupos partidarios de Irán en Irak y Siria y ahora enfrenta la ira no sólo de Teherán sino también de Bagdad y Hamás.
"El ataque es una acción arriesgada y otro error estratégico por parte de los estadounidenses, que sólo aumentará las tensiones y la inestabilidad en la región", afirmó en un comunicado el portavoz diplomático de Teherán, Nasser Kanani, "tras las incursiones ordenadas por el comandante en jefe contra tres instalaciones en Irak y cuatro en Siria"..
La Casa Blanca aseguró que no quiere una guerra contra Irán y no tiene intención de atacar directamente en territorio iraní pero la demostración de fuerza del Pentágono claramente quería enviar una señal al régimen. La apuesta de Washington y sus aliados es que Teherán no quiere la escalada del conflicto ni ir a la guerra contra una superpotencia, pero no es seguro que los grupos apoyados por los Pasdaran también efectúen la misma valoración y detengan los ataques contra EE.UU. .
Hasta el viernes por la noche cada acción militar estadounidense estuvo imbuida de cálculo y precaución, el sello distintivo del enfoque de Biden. La muerte de soldados estadounidenses en Jordania, sin embargo, le obligó a enviar una fuerte señal de que Washington responderá a cualquier ataque.
Sin embargo, según altos funcionarios, si bien el objetivo inicial de la operación eran las instalaciones utilizadas por la Guardia Revolucionaria, Biden insistió en atacar instalaciones y centros de mando, sin decapitar a sus dirigentes ni amenazar directamente al régimen iraní.
Las incursiones incluso enfurecieron a Irak, que acusó a Estados Unidos de violar su soberanía. La Casa Blanca respondió que había advertido a los iraquíes antes de los ataques, pero Bagdad decidió convocar al encargado de negocios estadounidense e informó que entre los 16 muertos también había civiles.
Empero, en Siria, de acuerdo con el último informe del Observatorio de Derechos Humanos, murieron 23 combatientes proiraníes. En vísperas de la visita de Antony Blinken a Medio Oriente para continuar la ofensiva diplomática y alcanzar un acuerdo para la liberación de los rehenes, Hamás condenó también la operación militar, afirmando que la administración estadounidense está echando "lecha al fuego".
Estados Unidos "tiene toda la responsabilidad por las repercusiones de este ataque agresivo contra Irak y Siria", dijo el grupo en un comunicado. Y entre el coro de críticas a las embestidas se encuentra también Rusia, que acusó a Washington de "sembrar caos y destrucción" en el Medio Oriente y "avivar aún más el conflicto". Moscú también solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU que debería tener lugar el lunes.
Mientras tanto, la tensión sigue aumentando también en el Mar Rojo. Estados Unidos anunció que había destruido ocho drones frente a Yemen y cuatro en tierra el viernes para "proteger la libertad de navegación" de las embestidas de los rebeldes hutíes que se han intensificado en las últimas semanas.
Las incursiones estadounidenses, leemos en un post en X del Comando Central norteamericano, impactaron un drone en el Golfo de Aden, siete en el Mar Rojo y otros cuatro en tierra, situados en las áreas controladas por el hutíes.
Estados Unidos cumple promesa de ataque en Irak y Siria
"Un error peligroso", expresó Teherán.