Intentando escapar de los bombardeos israelíes, la familia de Hussam Mohamed Al-Attar huyó de Beit Lahia primero a la ciudad de Gaza, luego a Khan Younis y finalmente se instaló en una tienda de campaña en un campo para desplazados en Rafah, en el sur de la Franja, informa Ahram online.
Así que decidió ponerse manos a la obra para conseguir algo de luz en la tienda. Hussam recogió algunos ventiladores y motores de dinamo desechados en un mercado de chatarra cercano.
Conectó los cables a las baterías que había traído desde Beit Lahia. Juntó todos los dispositivos y construyó una turbina eólica improvisada que, en el segundo intento, generó electricidad.
"Al principio mi familia no entendía lo que estaba haciendo, pero luego apreciaron el resultado. Incluso nuestros vecinos en el campo quedaron impresionados y empezaron a llamarme el Newton de Gaza", dijo.
Hussam describió con orgullo cómo funciona la caja eléctrica que alimenta la pala: "Cuando la velocidad del viento disminuye, apago estos interruptores, levanto esta bombilla y la luz se enciende", dijo mientras llevaba a los periodistas a un pequeño recorrido por el campo. "Ahora estoy pensando en iluminar todo el campo para aliviar el sufrimiento que estamos pasando, luego inventaré una bomba de agua", prometió.
Hussam, uno de los cientos de miles de niños que no han podido ir a la escuela desde que comenzó el conflicto, dijo que espera con ansias ir a la universidad. "Espero que alguien me apoye para poder continuar mis estudios en el extranjero", se esperanzó. (ANSA).
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