"El bombardeo se produjo sin previo aviso", dijo Said al-Hams, de 26 años, en el campo de refugiados de Rafah.
Mientras en Israel se celebraba la liberación de los dos rehenes, en Rafah la gente describía una noche de miedo. "La situación era infernal", dijo Abu Suhaib, que dormía a decenas de metros de donde atacaron las fuerzas israelíes.
"Oímos el sonido de explosiones, como si el infierno cayera sobre los civiles", dijo.
El hombre de 28 años comentó que escuchó disparos de aviones de combate y el aterrizaje de un helicóptero. Un enorme montón de escombros ha ocupado el lugar de varios edificios arrasados ;;por los ataques israelíes.
Junto a los escombros se encuentra lo que queda de un edificio de cuatro plantas: testigos dijeron que los habitantes de la casa huyeron hace dos meses, después de que el ejército israelí les advirtiera que sería bombardeada.
El bombardeo aéreo dejó también cinco grandes cráteres, de al menos 10 metros de ancho y cinco metros de profundidad, indicó a un periodista extranjero. "No puedo explicar cómo sobrevivimos esa noche", completó Abu Abdullah al-Qadi, quien fue despertado por el sonido de los disparos. (ANSA).
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