(ANSA) - ROMA, por Paolo Cappelleri - Un endurecimiento de las sanciones contra Rusia: va en esta dirección el G7, que se reunirá el sábado por primera vez bajo la presidencia italiana, en el segundo aniversario de la guerra en Ucrania.
También se discutirán las crisis en Medio Oriente y el Mar Rojo, pero Kiev es el centro de la agenda.
Un debate que, según explican fuentes diplomáticas, se centrará también en la muerte de Alexei Navalny y su "interpretación", y terminará con una declaración conjunta destinada a contrarrestar la "falsa narrativa de Occidente cansado" de los efectos del conflicto.
Para la primera ministra, aseguraron los melonianos, lo único que hay que condenar es la muerte en prisión de un hombre culpable solo por oponerse al régimen de Vladimir Putin y por pedir libertad y democracia.
Mientras crece la polémica sobre las consideraciones de Matteo Salvini, sobre el hecho de que "los médicos y los jueces" sacarán a luz la muerte del oponente ruso. La línea del gobierno, se explicó, es la expresada por el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, según el cual si esa muerte "no fue causada directamente, fue causada indirectamente".
Por lo tanto, lo que viene de Moscú se considera propaganda, incluidas las melosas palabras de Putin sobre Italia. También porque, en general, señalaron fuentes diplomáticas, cualquier régimen que elimine físicamente a un oponente muestra un signo de debilidad.
Y en este escenario, el asesinato en España del piloto ruso Maksim Kuzminov, que desertó a Ucrania el verano pasado, también plantea una cuestión de seguridad.
Para las principales cancillerías europeas, es el momento de dar una fuerte señal de cercanía a Zelensky, incluso posiblemente con viajes a Kiev, que como siempre se mantuvieron en secreto hasta el final dado que se trata de un teatro de guerra.
En Roma se está ultimando el acuerdo con Ucrania sobre garantías de seguridad, en línea con los firmados por Francia y Alemania.
Mientras tanto, Meloni se prepara para presidir su primera cumbre del G7, que pretende "poner los puntos sobre las íes" a medida que avanza la ofensiva rusa hacia Zaporiyia.
El apoyo a Kiev, incluido el militar, estará garantizado "mientras sea necesario", ya que la UE acaba de establecer un compromiso de al menos 21.000 millones de dólares en 2024 y Joe Biden se comprometió a convencer al Congreso de los Estados para que lance un paquete aún más sustancial.
Paralelamente, el G7 pretende perjudicar a Moscú mediante lo que en la jerga diplomática se define como el "poder del bolsillo".
Se discutirá un endurecimiento del sistema de sanciones, sobre todo para intentar cerrar los canales de financiación entrantes a Rusia y los flujos salientes de suministro de energía a terceros países.
El tráfico de crudo ruso a través de una flota en la sombra de petroleros es crucial y debe ser contrarrestado -subrayaron fuentes diplomáticas- sancionando a las entidades financieras y bancarias de los países que contribuyen a este comercio.
Al mismo tiempo, continúa la reflexión, aun en fase preliminar, sobre la posibilidad de utilizar fondos soberanos ya confiscados del Banco Central ruso depositados en algunos países, dinámica que enfrenta obstáculos legales y financieros.
Sobre la mesa de la Cumbre también está la crisis en Medio Oriente. Tres prioridades: la liberación de los rehenes, un alto el fuego y post-Gaza. (ANSA).
Cumbre G7 bajo presidencia italiana, eje en Ucrania
A 2 años de la guerra, contra la tesis de un cansado Occidente