(ANSA) - ROMA 19 MAR - Los "vientos de guerra" que soplan en
las fronteras de Europa, del norte al sur,
hay que detenerlos y gastar todas las energías para encontrar la
"paz", razona
el presidente italiano, Sergio Mattarella, que retoma el hilo de
una reflexión iniciada hace unas semanas y pisa el acelerador
sobre dicha palabra.
Está claro: el presidente de la República no cambió su
postura acerca de la necesidad del compromiso italiano en apoyo
de Ucrania, ni dejó nunca de recordar que la responsabilidad de
iniciar el fuego en Gaza puede atribuirse a Hamás.
Pero las tensiones crecen y siempre es más difícil, también
en la Unión Europea, mantener la línea recta entre el rigorismo
y la búsqueda del diálogo.
El enésimo llamado del jefe de Estado sucede justamente en
el día en el que Giorgia Meloni ilustró las líneas guía de la
política exterior del gobierno en la Cámara de Diputados, en
vista del Consejo Europeo del jueves y el viernes.
Sutilezas, pero no solamente, aquellas se residen en las
palabras del presidente, que en los hechos se materializan en el
discurso de la premier en el Senado, en el cual el compromiso
italiano hacia Ucrania sigue siendo fuerte y sólido, pero sin
fugas adelante como la del presidente francés, Emmanuel Macron,
que comienza a prever "boots on the ground", tropas terrestres
en el campo de batalla.
Qué la atención del Quirinale sea máxima en estas horas está
claro y resulta evidente cuando la línea del Ejecutivo fue
concordada entre Chigi y el Colle. Si no se puede propiamente
hablar de sintonía en los dosieres internos, sobre las crisis
internacionales seguramente no existen desacuerdos, al menos con
Giorgia Meloni.
Precisamente Meloni, exactamente ante los senadores, un poco
descaradamente, reivindica una comunión de intenciones con el
presidente de la República: "Mis relaciones con Mattarella son
óptimas, le agradezco porque nunca me hizo faltar su apoyo, no
tanto al gobierno sino a la nación. Es una relación que
gestionamos directamente, personalmente, y aquellos que pelean
por comprometerlo, temo que quedarán desilusionados".
A saber, si en el Quirinale comparten toda esta visión, pero
es cierto que sobre la política exterior los tonos coinciden
ciertamente más con los de Meloni que con los de (Matteo)
Salvini.
"Hasta hace dos años, Europa no vivía en una belle époque
sino en una epoque de paix. La cual buscamos y esperamos poder
defender, preservar y restaurar plenamente, eliminando,
extinguiendo los vientos y los fuegos de la guerra que dentro de
Europa y sus alrededores se vienen manifestando desde hace
tiempo
tiempo", explicó Mattarella al inaugurar la nueva sede de la
prensa extranjera que, ahora renovada, muestra al público
frescos y suelos antiguos en los que vivió Silvio Berlusconi
durante años.
Se trata, en efecto, del famosísimo palacio Grazioli, sede
de numerosas reuniones romanas del ex primer ministro.
Poco después, en el Senado, la premier aseguró que nadie
puede "permanecer insensible ante las víctimas civiles en la
Franja de Gaza", y pidió a Israel una reacción "proporcionada"
tras el ataque de Hamás. Declaración íntegramente compartida por
Mattarella al menos tanto como la posterior de Meloni según la
cual "el gobierno italiano saluda el cambio en la dirección de
la ANP (Autoridad Nacional Palestina) que esperamos relance la
perspectiva de los dos Estados".
Por lo tanto, avanzamos, a pesar de que sobre el futuro del
Quirinale se cierne una pesada reforma que podría derribar la
idea misma que tenemos hoy de la presidencia de la República.
Y no se puede dejar de notar cuánto pensamiento
retrospectivo surge de una broma de Mattarella dirigida a la
presidenta de la prensa extranjera, Esma ÇakÕr, quien le
preguntó si todavía tenía la credencial de miembro honorario:
"Lo siento presidenta, no la tengo conmigo, confiando en que aún
me dejaría entrar
incluso sin mostrarla".
"No fui a buscarla a mi casa particular que había preparado
aquí en Roma hace más de dos años", agregó en alusión a aquella
vivienda elegida y preparada para un merecido descanso tras el
fin del primer mandato de siete años y que hoy parece congelado.
(ANSA).
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Mattarella, frenar vientos de guerra entorno UE
Gastar todas las energías para encontrar la paz.