Política

Ataque terrorista en Moscú, masacre en una sala de conciertos

Al menos 40 muertos y 100 heridos. Kiev aclara: "No fuimos nosotros"

Redazione Ansa

(ANSA) - MOSCU, por Alberto Zanconato - Moscú volvió a vivir las peores pesadillas de los atentados terroristas chechenos de los años 1990, cuando esta noche un grupo de hombres armados, vestidos con ropas de camuflaje, irrumpieron en una sala de conciertos en el noroeste de la capital, abriendo fuego sin piedad contra los espectadores.
    Según algunos testimonios, los atacantes también arrojaron granadas o bombas incendiarias y poco después todo el edificio se incendió. Al menos 40 muertos y 100 heridos es la cifra todavía provisional proporcionada por los servicios de seguridad interior rusos, FSB.
    Las autoridades han abierto una investigación por terrorismo.
    El atentado, que el Ministerio de Asuntos Exteriores invitó a toda la comunidad internacional a condenar, tuvo lugar en el distrito de Krasnogorsk, dentro y fuera de la sala de conciertos Crocus City Hall, la más grande de Moscú con capacidad para más de 7.000 personas y donde se presentaba el grupo de rock Picnic.
    Un centenar de personas fueron rescatadas desde el interior de la sala o desde el tejado, donde se habían refugiado y que luego se desplomó parcialmente a causa de las llamas.
    Algunos helicópteros acudieron al lugar para apagar el incendio.
    La embajada italiana tomó inmediatamente medidas para verificar la posible presencia de italianos, de la que por el momento no hay constancia.
    En un vídeo se puede ver a los atacantes -al menos cuatro, otros dicen cinco- acercándose con armas en mano hacia la entrada de la sala de conciertos, situada en el vestíbulo de un centro comercial, y disparando a sangre fría contra unas personas que intentaban refugiarse en un rincón.
    En otra filmación, publicada por Novaja Gazeta Europa, se puede ver a decenas de personas apiñándose hacia la salida del edificio para escapar del ataque, mientras que alrededor se ven claramente decenas de cuerpos alcanzados por disparos.
    Según información no confirmada, 4 de los 5 atacantes lograron escapar tras la masacre.
    La Casa Blanca dijo que sus "pensamientos están con las víctimas del terrible ataque" y habló de "imágenes horribles, difíciles de ver". Según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, "no hay señales en este momento de la participación de Ucrania o de ucranianos en el tiroteo en Moscú".
    La presidencia ucraniana también negó cualquier implicación, al igual que las unidades paramilitares rusas que forman parte de las fuerzas de Kiev, que en las últimas semanas han reivindicado varios intentos de infiltración en las regiones fronterizas rusas de Belgorod y Kursk.
    Sin embargo, el expresidente y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, el halcón Dmitry Medvedev redobló la apuesta: "Si se descubre que detrás de esto hay terroristas del régimen de Kiev, habrá que encontrarlos y matarlos a todos sin piedad. Incluyendo a los líderes del Estado que cometieron tales atrocidades", amenazó en su Canal de Telegram.
    Un portavoz de la ONU, citado por la agencia rusa Ria Novosti, afirmó que el secretario general, Antonio Guterres, estaba de luto por la muerte de los espectadores en Crocus.
    "Expreso mi condena a todas las formas de terrorismo y mi solidaridad con las familias de las víctimas", escribió el Ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Antonio Tajani, en X.
    El pasado 7 de marzo, la embajada estadounidense en Moscú advirtió a sus ciudadanos de posibles ataques terroristas en las siguientes 48 horas, especialmente en eventos concurridos como conciertos musicales.
    La alarma surgió después de que los servicios de seguridad interior (FSB) afirmaran la víspera que habían frustrado un ataque con armas de fuego contra los fieles de una sinagoga de la capital.
    La inteligencia rusa había precisado que el ataque había sido planeado por una célula de Wilayat Khorasan, la rama afgana del ISIS (Estado Islámico), que apareció por primera vez en 2014, y que tiene como objetivo fundar un nuevo califato que reúna a varios países asiáticos, entre ellos Afganistán, Pakistán, Irán, pero también algunas ex repúblicas soviéticas, como Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán. (ANSA).
   

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