Política

Pánico y divisiones internas, las pesadillas del zar

Las acusaciones contra Ucrania y el fantasma del yihadismo

Redazione Ansa

(ANSA) - MOSCU, 23 MAR - "Todos los que están detrás de este acto terrorista pagarán". La advertencia de Vladimir Putin en su discurso a la nación después de la masacre en el Ayuntamiento de Crocus, combinada con vagas insinuaciones sobre la posible responsabilidad de Kiev, podría sugerir una nueva escalada de ataques contra Ucrania, o incluso ataques contra los dirigentes del país, como sugirió ayer expresidente Dmitry Medvedev.
    Pero la mayor preocupación del jefe del Kremlin hoy es impedir el pánico y evitar divisiones en un país multiétnico y multiconfesional, donde los musulmanes representan una gran minoría y el yihadismo islámico ya ha supuesto una grave amenaza para la estabilidad del Estado tras la disolución de la URSS.
    Pese a los indicios de un papel ucraniano en lo ocurrido, aún permanece la reivindicación del ISIS, cuya rama afgana, Wilayat Khorasan, pretende restablecer un califato que agrupe a varios países asiáticos y ex repúblicas soviéticas, como Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán. De ahí el llamamiento de Putin a la comunidad internacional para que se una a Moscú en la lucha contra el terrorismo, que "no tiene nacionalidad", afirmó.
    "Contamos con la interacción con todos los países que comparten sinceramente nuestro dolor y están dispuestos a compartir esfuerzos para luchar contra el enemigo común", añadió el presidente.
    El llamamiento parece desafinado ahora que Rusia y Occidente se enfrentan entre sí en la guerra en Ucrania. Los tiempos de la cooperación Rusia-Estados Unidos en los primeros años de la presidencia de Putin, que había establecido una relación de estima mutua con su homólogo estadounidense George W. Bush, están muy lejos. El jefe del Kremlin fue el primer líder internacional que telefoneó al ocupante de la Casa Blanca después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 para ofrecerle la plena colaboración de Moscú en la lucha contra el terrorismo islámico, que ya había atacado a Rusia con sangrientos atentados.
    Tanto es así que al mes siguiente los rusos cooperaron activamente en el ataque estadounidense contra los talibanes en Afganistán. Y los presidentes de países de esta región, como Kazajstán y Uzbekistán, ya han llamado por teléfono a Putin para asegurar su colaboración.
    En un país con numerosos grupos étnicos donde los musulmanes representan, según algunas estimaciones, una séptima parte de la población y se concentran en las tierras fronterizas del Cáucaso, el temor es que ataques como el del viernes puedan tener como objetivo provocar enfrentamientos internos que podrían ser difíciles de predecir. "El deber común de los rusos ahora es permanecer juntos, hombro con hombro", dijo Putin.
    "Nadie -añadió- podrá esparcir las semillas venenosas de la discordia y del pánico en nuestra sociedad multiétnica". (ANSA).
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