(ANSA) - ROMA -Por Stefano Intreccialagli - Soplan peligrosos vientos de guerra en el este, donde también han despegado los aviones Eurofighters de la Fuerza Aérea Italiana para realizar una doble interceptación de aviones rusos en el Mar Báltico. La alarma, lanzada desde el centro de mando de la OTAN en Uedem, Alemania, fue activada por un avión no identificado que sobrevolaba aguas internacionales.
Una vez que fue identificado, los F-2000 italianos, desplegados en el 4th Wing Task Force que opera en la base polaca de Malbork, regresaron. Los episodios se suceden y la tensión crece cada día en los cielos del este de Europa. Una nueva "noche infernal" para las incursiones rusas en Ucrania ha reavivado el temor a una invasión bélica de Polonia, empujando también a Varsovia a retirar sus cazas y los de la OTAN para "garantizar la seguridad del espacio aéreo". Pero no solo Polonia está en primera línea: en Rumania, se encontraron "fragmentos de drones" en una granja cerca del Danubio después de los ataques rusos.
Ya en diciembre pasado, un vehículo aéreo no tripulado se estrelló en una zona deshabitada de Rumania después de un ataque ruso a los puertos ucranianos del río. Incluso antes de eso, en septiembre, también se encontraron otros restos de drones en la zona fronteriza. "La guerra ya no es un concepto del pasado, es real", es la alarma lanzada por el primer ministro polaco, Donald Tusk, en una entrevista con una serie de periódicos internacionales, entre ellos Repubblica de Italia.
"Lo más preocupante es que cualquier escenario es posible. Sé que parece devastador, especialmente para los más jóvenes, pero tenemos que acostumbrarnos mentalmente a la llegada de una nueva era. Es la era de antes de la guerra", afirmó tajante el jefe del Gobierno de Varsovia, preocupado porque a Europa "todavía le queda un largo camino por recorrer" para reforzar su defensa y, por tanto, no está en absoluto preparada para afrontar la amenaza que se avecina.
Las palabras de Tusk son el indicador de una creciente alarma general en el continente sobre las verdaderas intenciones de Vladimir Putin respecto de Ucrania y más allá. La guerra no va como quiere Kiev, que pide incesantemente Patriot, municiones, misiles y aviones para defenderse del avance ruso, que en cinco meses ha conquistado 500 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano, según el think tank estadounidense ISW.
Las cifras dan la medida de una guerra desigual, según el comandante en jefe de las fuerzas ucranianas, Oleksandr Syrsky: "Hace unos días, la ventaja del enemigo en términos de munición disparada era de aproximadamente seis a uno", admitió en una rara entrevista, pero aseguró, sin embargo, que aunque la situación en el frente es difícil, el ejército movilizará menos personas que las 500.000 propuestas inicialmente por Zelensky.
Si la situación en el frente sigue siendo complicada -y Kiev espera una nueva ofensiva rusa entre mayo y junio-, las cosas no van mejor en el resto del país: una lluvia de ataques ha vuelto a atacar las infraestructuras energéticas en esta tercera primavera de guerra.
El bombardeo de Moscú con decenas de drones y misiles ha "dañado centrales térmicas e hidroeléctricas" en el centro y oeste de Ucrania. Según Zelensky, entre los objetivos estaban "las centrales hidroeléctricas de Kaniv y Dniéster", porque "el país terrorista quiere que se repita el desastre ecológico en la región de Jerson, pero ahora no solo está amenazada Ucrania, sino también Moldavia".
Como resultado de los ataques, el operador nacional Ukrenergo se vio obligado a implementar apagones de emergencia planificados en las regiones de Dnipropetrovsk, Zaporiyia y Kirovograd. (ANSA).