El zar, que acaba de ser coronado presidente por quinta vez, parece señalar el camino a seguir en los próximos años en un mundo que ha cambiado rápidamente en los últimos dos años debido al conflicto en Ucrania y con una guerra que podría durar aún mucho tiempo.
Este es el primer punto. Rusia ha sido capaz de superar el obstáculo de las sanciones occidentales gracias a dos circunstancias. Por un lado, la ayuda de países amigos, como China, y las triangulaciones comerciales que han permitido a Moscú seguir obteniendo los suministros que necesitaba en muchos sectores.
Por otro lado, una transformación gradual de la economía rusa que ha visto aumentar del 3% al 6,7% del PIB sus gastos militares con una previsión de crecimiento adicional.
La búsqueda de la sostenibilidad de esta situación y una gestión más consciente y profesional del cambio estructural de la economía rusa son la base de la elección, por primera vez, de un economista como Andrei Belousov en el papel de ministro de defensa.
Probablemente, en el traslado del leal Serguéi Shoigú de ministro de Defensa a secretario del Consejo de Seguridad Nacional, también puedan haber influido los errores cometidos, especialmente al principio de la guerra, en la campaña de Ucrania, pero fundamentalmente Putin busca asegurar la sostenibilidad y el desarrollo económico al servicio del sector militar.
De esto se deriva la hipótesis compartida por muchos analistas de que en el Kremlin se estan preparando para una guerra larga o para un largo enfrentamiento con Occidente incluso en el caso de que, más adelante, se decida iniciar una negociación desde una posición de fuerza que Rusia está lentamente conquistando sobre el terreno en estas semanas.
En este sentido, también se debe interpretar la "promoción" de la familia Patrushev. El padre Nikolai ha sido nombrado asistente del presidente, de facto una especie de "mano derecha".
Patrushev fue secretario del Consejo de Seguridad Ruso desde 2008, pero históricamente es uno de los hombres en los que Putin más confía y también fue jefe de los servicios secretos de Moscú.
El hijo Dmitry, exministro de Agricultura, ha sido nombrado viceprimer ministro y se le considera uno de los hombres en los que Putin confía para construir el futuro de Rusia.
En este giro de cambios permanece en su lugar el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, considerado uno de los pocos hombres del Kremlin capaces de seguir hablando con Occidente si y cuando surja la oportunidad de entablar alguna forma de negociación.
Por el momento, sin embargo, la guerra continúa y el Kremlin se está preparando para una guerra aún más larga con una estructura en la cima considerada más adecuada para lograr ese difícil equilibrio de sostenibilidad económica en un conflicto de este tipo.
Quien piense en un paso lateral de Putin estaría equivocado.
El zar se prepara y ajusta su objetivo para poder continuar durante mucho tiempo más. (ANSA).
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