Pero a pesar del intento de reparar el daño, sigue en pie su fuerte crítica a la entrada de homosexuales en los seminarios, donde habría dicho irónicamente que "hay demasiada mariconería" y las controversias no dan muestras de apaciguarse.
"El Papa Francisco está al tanto de los artículos publicados recientemente sobre una conversación, a puertas cerradas, con los obispos de la CEI. Como ha afirmado en varias ocasiones 'en la Iglesia hay espacio para todos, ¡para todos! Nadie es inútil, nadie es superfluo, hay espacio para todos. Como somos, todos".
"El Papa nunca tuvo la intención de ofender o expresarse en términos homofóbicos, y ofrece sus disculpas a aquellos que se sintieron ofendidos por el uso de un término, reportado por otros", declaró el director de la sala de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, asediado por preguntas de periodistas de todo el mundo.
La declaración, que ya no se podía postergar, deja solo una duda, y es que el "término" en cuestión no habría sido pronunciado por el Pontífice, sino "reportado por otros". Una duda que choca, sin embargo, con los testimonios, todos anónimos, de más de un obispo presente, según los cuales la "mariconería" efectivamente resonó el lunes 20 de mayo en el Aula del Sínodo.
Otra duda planteada es que el Papa Bergoglio, cuya lengua materna no es el italiano, no habría sido consciente de la vulgaridad y sentido ofensivo del término, y mucho menos de su carácter homofóbico.
Pero incluso aquí, quienes han seguido de cerca y durante todos estos años al Pontífice saben bien que el argentino, cuando quiere ser incisivo en el lenguaje, no duda en usar términos coloridos y eficaces, incluso en algunos casos inventándolos.
Como cuando en Scampia dijo que la corrupción "apesta", o cuando habla de la "plaga" del clericalismo, o de la "lepra" de la pedofilia y la corrupción en la Iglesia. Por no mencionar el "chisme", también llamado "plaga", "enfermedad infecciosa", "peor que el Covid", luego "arma letal, que divide y mata", incluso "acto terrorista".
Es decir que el Papa, cuando quiere hablar severamente, lo hace. Y en el último caso, a su pesar, incluso podría sentirse protegido por el hecho de que la reunión con los obispos era a puertas cerradas. Además, entre los presentes, hay quienes han testificado que Francisco no solo habría hablado de "mariconería", sino que también habría usado otra palabra vulgar hacia los gays. El hecho es que en esa ocasión, y con palabras inequívocas, el Papa quería criticar posibles nuevas reglas que permitan a los gays en los seminarios, siempre que acepten la elección del celibato: una condición que para Francisco no es suficiente, por el riesgo de caer en una doble vida, con perjuicio tanto para la comunidad como para el propio interesado.
Por lo tanto, se necesita una selección más rigurosa y una formación más atenta también en estos aspectos. (ANSA).
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