(ANSA) - CHISINAU, por el enviado Fabrizio Finzi - La preocupación es clara: hay que proteger el flanco este de la Unión Europea y anclar a Europa a los países que solicitaron la adhesión, como Moldavia.
El presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, viajó a Chisinau para una visita especialmente complicada a un país, Moldavia, que se encuentra en un momento crucial de su futuro: entrar poco a poco en la Unión Europea o caer fuertemente en la órbita rusa, con todos los temores de una verdadera agresión por parte de Moscú.
Tal vez por eso, Italia decidió destinar 46 millones de euros de ayuda para los próximos tres años para los fondos de la cooperación.
Una cifra que se hará oficial en los próximos días, pero que el Presidente de la República podrá ya gastar en sus conversaciones políticas en Chisinau.
Una política de apoyo que también Estados Unidos llevó adelante: a finales de mayo, el Secretario de Estado, Antony Blinken, prometió 85 millones de dólares en ayuda a Moldavia para la seguridad energética y otros 50 millones para combatir la desinformación rusa. Sí, porque las noticias falsas, la llamada guerra híbrida, son especialmente temidas por las autoridades locales que se acercan a un referéndum muy delicado para anclar la opción europea a la Constitución.
La presidenta en ejercicio, la europeísta Maia Sandu, decidió convocar el referéndum el mismo día de las elecciones presidenciales (20 de octubre) que podrían conducir a su reconfirmación.
En esta situación, la pequeña Moldavia (2 millones y medio de habitantes) se ve obligada a prestar mucha atención a las zonas de habla rusa como Transdniéster y Gagauzia.
Transdniéster limita al este con Ucrania y se separó unilateralmente de Moldavia tras el colapso de la Unión Soviética.
Durante la guerra civil de 1992, los separatistas recibieron el apoyo del ejército ruso. Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero de 2022, las tensiones aumentaron con ataques en Tiraspol y a lo largo de la frontera con Ucrania.
Se anuncia, pues, una larga y decisiva campaña electoral en la que está en juego el futuro. La misión del presidente Mattarella -la primera de un jefe de Estado italiano- es una clara señal política de acercamiento.
La visita a Moldavia, subrayaron desde el Quirinal, representa un gesto de gran atención a todo el flanco este de Europa Las autoridades moldavas presentarán a Mattarella todas sus preocupaciones sobre el trabajo de "desinformación" que Moscú parece haber comenzado, y en el país hay una fuerte creencia de que Rusia quiere usar herramientas más tradicionales de influencia, como el uso masivo de dinero para comprar votos.
El camino europeo de Moldavia ya está en marcha. El Consejo Europeo en diciembre y la Comisión la semana pasada aprobaron el inicio de las negociaciones de adhesión.
El próximo miércoles, el presidente también estará en Bucarest, país también fronterizo con Ucrania, pero donde las tensiones de la guerra inevitablemente se perciben con claridad.
Por supuesto, el paraguas protector de la Unión Europea es fuerte y las conversaciones políticas de Mattarella se relajarán y también podrán centrarse en la excelente cooperación económica entre Roma y Bucarest. (ANSA).
Sergio Mattarella en Moldavia, hace un aporte millonario
Acercamiento y fortalecimiento a un país en un momento crucial