Así pues esta mañana, después de años de polémicas y enfrentamientos incluso políticos, las fuerzas del orden intervinieron y los desalojaron y trasladaron a otros lugares a los migrantes.
Tal y como había anticipado el ministro del Interior, Matteo Piantedosi, pocos días atrás, al anunciar: "No será un blitz", la operación fue indolora, realizada con gran tranquilidad y profesionalidad. Una operación conocida desde hace días, precedida por una ordenanza de desalojo firmada por el síndico, Roberto Dipiazza, una decena de días atrás.
Aquellos que deseaban eludir el control -porque, como tantos, consideran a Trieste solo una etapa en el viaje hacia Europa central- tuvieron todo el tiempo para abandonar el Silos y quien, en cambio, tiendo los documentos en regla, y pedidos de asilo ya avanzados, querían aprovechar la ocasión de tener un alojamiento digno, estaban ya listos con mochilas y maletas.
En total, unos ochenta eran migrantes en el edificio a los que se agregaron algunas decenas de otros migrantes. La situación se convirtió en insostenible con la propiedad del edificio, Coop Alleanza 3.0, por un lado, el municipio, por el otro, y en el medio las asociaciones de hostelería y la sociedad civil.
Un importante rol en los últimos meses lo tuvo asimismo la Iglesia, con las tantas tomas de posición por parte del teólogo monseñor Ettore Malnati, y el nuevo obispo monseñor Enrico Trevisi.
La centralidad geográfica del lugar, las continuas referencia del prensa nacional e internacional, las tantas cumbres internacionales que se desarrollan en la ciudad y otras que están programadas en breve, las próximas visitas del presidente de la República, Sergio Mattarella, y del papa Francisco, deben hacer hecho el resto.
Esta mañana, junto con el cuerpo de policía, Carabineros, la Guardia de Finanzas, la Policía local, intervinieron también operadores sanitarios de Asugi que visitaron a los migrantes bajo los gazebos a propósito montados esta mañana, donde se realizaron las identificaciones y los procedimientos administrativos. En un par de horas se desalojó el Silos y fue permitido el acceso a los periodistas.
Inicialmente se suponía que los inmigrantes serían trasladados a un centro en el Carso triestino, Campo Sacra, que aún no está listo. Por eso muchos fueron llevados a otros lugares, incluso fuera de la región, como por ejemplo a Lombardía. (ANSA).
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