En ese sentido, también enfatizó en no dividir el frente occidental, también porque el presidente ruso, Vladimir Putin, no dio ninguna señal de querer dialogar.
También insistió en la necesidad de mantenerse unidos como "desafío", además de esperar "a ver qué pasa", si se producirá o no ese cambio de estrategia del nuevo presidente estadounidense hacia una "desconexión" que muchos temen e incluso dan por sentado.
En cualquier caso, Italia no se detendrá y, a finales de año, Meloni renovará el decreto ley que expira y que establece el marco para el envío de ayuda, incluida militar, a Ucrania.
Para Meloni fue el segundo y último día en Río de Janeiro, donde habló con todos, incluso con el presidente francés, Emmanuel Macron, quien dijo: "La vi, está aquí con su hija", y también la felicitó por la buena jugada sobre el Mercosur- Meloni también habló con el mandatario estadounidese, Joe Biden, aunque sólo por breves momentos que no permitieron, explicó, hablar de la aprobación estadounidense del uso de misiles de largo alcance en territorio ruso.
Una concesión a Kiev que "se entiende", aunque Italia haya tomado "otra opción", además "una de las pocas en las que están de acuerdo todas las fuerzas políticas".
Otra cosa es el envío de armas, que el gobierno debería prolongar también hasta 2025 y que podría implicar algunas fricciones incluso entre aliados.
De hecho, Matteo Salvini había celebrado la victoria de Trump con un "ahora Kiev ya no necesitará armas".
Pero la Liga, recordó la mayoría, a pesar de expresar distinciones, nunca rehuyó el momento de la votación. Al menos hasta ahora.
Al salir de Brasil, Meloni continuará su misión en Sudamérica con Argentina, donde tendrá un cara a cara con Javier Milei, quien llegó a Río luego de una visita a Mar-a-Lago, quien ya auguró un nuevo esquema para sostener a Occidente, con un "eje" que gira en torno a sí mismo, hacia Donald Trump pero también hacia Antes de llegar al lugar de la cumbre, Meloni hizo un balance con la prensa italiana (con una última línea de irritación por las repetidas preguntas sobre las últimas palabras del subsecretario Andrea Delmastro) y no ocultó los temores de una "retirada" de Trump en el conflicto en Kiev, pero se mostró optimista sobre el hecho de que será posible "no dividir el frente occidental".
Hasta ahora no hubo distinciones, a pesar de las dificultades debidas también al "fatiga" de la opinión pública, que la premier dejó constancia en sus discursos.
Ni siquiera el canciller alemán, Olaf Scholz expresó posiciones diferentes al presidente ruso, con una llamada telefónica que, afirma Meloni, "no me escandalizó".
Otras veces otros dirigentes tuvieron contacto con el jefe del Kremlin que, sin embargo, como demostraron con las fuertes redadas de los últimos días, "no tiene disponibilidad para el diálogo".
Así, dijo la premier, el propio Canciller alemán también le habló de esa llamada telefónica y así siguen pensando los demás líderes del G7, aunque en las declaraciones finales del G20 el mensaje fue más que diluido para ser capaz de mantener a todos dentro. (ANSA).
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