En el pesebre del Instituto de Estudios Teológicos, Históricos y Sociales (Istess) de Terni, en la región de Umbria, este año no hay lugar para la tradición.
"Nuestro pesebre de este año rinde homenaje a Yasmine, la niña que sobrevivió hace unos días en un naufragio, y a todos los niños que arriesgan su vida en nuestros mares", explica a ANSA Arnaldo Casali, director del Istess.
El pesebre de este año, que sigue instalado en el Cenáculo de San Marcos, se llama "El gran azul", "y es un pesebre completamente azul, en el que el único ser humano presente es el Niño, que, sin embargo, se hunde en el agua y al que hay que salvar inmediatamente".
"En lugar de la estrella de Belén tenemos las estrellas de Europa, la bandera europea, que está vigilando, pero que también es la esperanza de futuro de todas estas personas que arriesgan su vida cada día", prosigue el director.
"El Niño Jesús busca ayuda desesperadamente, como Yasmine y como tantas personas que se enfrentan a este mar, donde azul en inglés también es sinónimo de tristeza, así que es un mar de tristeza, pero también de esperanza, esperanza que también lleva el nombre del Jubileo de este año, Pilgrims of Hope", recuerda Casali.
"Pero este niño que nace en medio de este océano de tristeza también representa la obstinada esperanza en el futuro", subraya el director del Istess y creador del pesebre junto a Maria Barlozzo y Veronica Manzini.
En este escenario, no se contempla a los Reyes Magos, "sino que la salvación del Niño se confía precisamente a Europa y a esas estrellas que pueden ser verdaderamente la señal para quienes deben poner a salvo a esta humanidad, a este Dios que se encarnó en la humanidad, no lo olvidemos", señala Casali.
Por último, la basura que forma parte de la muestra "es un recordatorio de los mares contaminados y, por tanto, también un sentido de la responsabilidad desde este punto de vista", concluye el director del instituto teológico. (ANSA).
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