Taras, 23, Vladyslav, 21, y su comandante, Olexiy, 39, saben que si los arrestaran, Kiev también negaría su existencia: son soldados del batallón Bratstvo, un grupo de voluntarios de las fuerzas especiales ucranianas que operan sobre la primera línea, en Rusia, en profundidad.
Su historia la cuenta The Guardian, subrayando que no tienen miedo de dar a conocer que existen porque su objetivo es dar un mensaje al enemigo: hacerle sentir su aliento en la nuca.
Sus operaciones ultrasecretas van desde el secuestro de altos funcionarios del Kremlin hasta la destrucción de infraestructura militar clave y el derribo de aviones enemigos sobre territorio ruso.
La última acción en Rusia en la que participó Vladyslav fue hace un mes, en los alrededores de la ciudad rusa de Belgorod, donde en los últimos meses han explotado varios depósitos de municiones.
Pero los miembros de Bratstvo (en ucraniano significa "hermandad") lograron su mayor éxito hace 6 semanas: "Tuvimos la tarea de destruir un helicóptero ruso que transportaba altos funcionarios del Ministerio del Interior", revela Taras.
"La primera vez que entramos en acción, el mal tiempo impidió que la mira láser enfocara el objetivo. Una semana después hicimos un segundo intento, que salió bien. No vimos que el disparo dio en el blanco porque estábamos lejos, pero sí escuchamos la explosión", narró.
Si los oficiales rusos en el avión fueron asesinados o no, no es importante para Taras: "Les hemos demostrado a los rusos que podemos penetrar en su territorio y actuar con precisión. El hecho de que los saboteadores ucranianos disparen a los comandantes rusos ya es una desventaja para ellos, hace que su mando esté nervioso".
Los voluntarios de Bratstvo tienen un estatus especial, técnicamente independientes del ejército ucraniano pero que operan codo con codo con las fuerzas oficiales. Su estatus ofrece la posibilidad de que el gobierno niegue su existencia, contó el periódico británico. (ANSA).
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