(ANSA) - BRUSELAS, 24 GIU - La idea inicial era establecer
una milicia siguiendo el modelo del grupo contratista
estadounidense Blackwater, que a menudo operaba en Irak mucho
más allá de las leyes de la guerra: allá por 2014, en efecto,
Yevgeny Prigozhin, quien ya entonces hacía mucho tiempo que
había entrado en el círculo íntimo del presidente ruso, Vladimir
Putin, fundó el grupo Wagner.
De ahí en adelante esa brigada, nunca reconocida
oficialmente por el Kremlin, se convirtió en protagonista en
Siria, en Libia, enÁfrica subsahariana, creando alianzas con
caudillos, golpistas, jefes de gobierno.
Y a partir del 24 de febrero de 2022 llegó a ser uno de los
brazos armados del Kremlin en la invasión de Ucrania.
Según Prigozhin, pero también según datos del Consejo de
Seguridad Nacional estadounidense, Wagner desplegó 50.000
hombres en el Donbás, este de Ucrania.
De ellos, explicaron fuentes estadounidenses, diez mil
serían contratistas y los restantes 40.000 exconvictos.
La inscripción en Wagner fue facilitada e incluso
publicitada por el estado central de Rusia en los últimos meses.
Pero el verdadero reconocimiento oficial de las acciones de
la brigada en Ucrania nunca provino de los altos funcionarios de
defensa.
El binomio entre Moscú y Wagner, además, siempre estuvo
marcado por cierta ambigüedad y por la ausencia de cualquier
marco legislativo.
Y, sin embargo, en nombre de Moscú, el grupo Wagner operó en
varias zonas de guerra.
En Siria existen rastros de la brigada desde 2015, o sea,
en el mismo período en el que Rusia optó por una intervención
junto a Bashar Al Assad.
Wagner está implicado en la ofensiva de Palmira, en 2017,
en la expulsión de los rebeldes opositores Assad de la ciudad de
Hama y al año siguiente en la batalla entre el ejército sirio y
las milicias kurdas en Deir ez-Zor.
En África, también hubo un ascenso de Wagner: de hecho, en
2018 la brigada aterrizó en Libia prestando sus servicios a
Khalifa Haftar y participando en su fallida ofensiva hacia
Trípoli.
Miemtras, desde 2020, según un informe de la ONU, entre 800
y 1.200 milicianos Wagner están desplegados en Cirenaica, bien
equipados y con combatientes sirios en sus filas.
Así, el campo de acción del grupo de Prigozhin se ha
ampliado, mientras el objetivo de desestabilizar nunca cambió.
Wagner ha estado operando también, desde 2021, en la guerra
civil en la República Centroafricana donde, según Human Rights
Watch, fue culpable de torturas, abusos y asesinatos de civiles.
Y entre sus objetivos también está el control de las minas
de oro.
La estrategia en Malí es similar: es en Wagner en quien
confía la junta militar en la batalla contra ISIS, especialmente
después de que Bamako rompiera todas las alianzas con Occidente,
lo que llevó al ejército francés a abandonar el país.
La última intervención en fue en Sudán.
Wagner llevaba mucho tiempo presente en el país del Nilo,
atraído por los enormes recursos naturales de la zona.
Es Mohamed Dagalo quien aprovecha el apoyo de la brigada en
la guerra civil que estalló contra el presidente de facto Abdel
Fattah al-Burham.
En todas esas acciones, Wagner siempre fue acusado de
atrocidades y crímenes de todo tipo.
Washington, en enero, denominó a la brigada como "una
organización criminal transnacional", y la colocó en la lista
negra.
En noviembre pasado, el Parlamento Europeo también tomó
medidas, y la designó parte de las organizaciones terroristas.
Pero su influencia siguió creciendo y hasta llegó, según
algunos analistas, a rozar la nueva crisis de Kosovo. (ANSA).
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El crecimiento del grupo Wagner
Libia, Malí, África Central y Siria, escenarios de la brigada