Unión Europea

Kiev reivindica el ataque a refinería rusa

Vladimir Putin visita Kaliningrado

Redazione Ansa

(ANSA) - MOSCU, 25 GEN - Ucrania continúa su campaña de ataques contra infraestructura crítica en territorio ruso en respuesta a ataques similares por parte de las fuerzas de Moscú.
    De hecho, los servicios secretos de Kiev se atribuyeron un nuevo bombardeo con drones contra una refinería de petróleo en la región meridional de Krasnodar, con un incendio que se prolongó durante varias horas en plena noche.
    Los medios estatales rusos se limitaron a hablar de un incendio en la planta, situada en la localidad de Tuapse, en el Mar Negro, pero una fuente de los servicios de seguridad de Kiev afirmó que la acción formaba parte de una campaña iniciada hace un par de meses contra instalaciones de crudo y gas para infligir lo que llamó represalias "justas" por el bombardeo de Moscú a la infraestructura energética de Ucrania.
    La misma fuente habló de "dos potentes explosiones" que se produjeron en la refinería y de un "gran incendio" que causó graves daños a la planta, propiedad del gigante petrolero ruso Rosneft.
    Tras los recientes ataques ocurridos contra una terminal de gas y un depósito de petróleo a casi mil kilómetros de la frontera, en la región de Leningrado, al norte de Rusia (con San Petersburgo como capital), Kiev confirmó la apertura de un nuevo frente en el conflicto, mientras que a lo largo de la línea de contacto entre los dos ejércitos la situación parece congelada.
    Además, los bombardeos rusos también continúan.
    La Fuerza Aérea de Ucrania aseguró que se lanzaron 14 drones kamikazes sobre varias regiones del país, de los cuales 11 fueron derribados.
    En Odessa, en ese contexto, se registraron seis heridos.
    El Estado Mayor ucraniano declaró que tiene intención de seguir atacando al otro lado de la frontera todos los vehículos, incluidos aviones, que transporten misiles y otras armas utilizadas por los rusos en el conflicto.
    Y eso a pesar de las acusaciones de Moscú a Kiev de haber derribado un avión que transportaba a 65 prisioneros ucranianos a la frontera para un intercambio con soldados rusos.
    El Kremlin dijo que se trataba de un "acto monstruoso" por parte de los ucranianos.
    Y ante la petición del presidente Volodymyr Zelensky de abrir una investigación internacional sobre lo sucedido, el portavoz Dmitry Peskov se mostró a favor, pero sólo para sacar a la luz "las acciones criminales del régimen de Kiev".
    Por el momento, los servicios de inteligencia ucranianos abrieron una investigación sobre el presunto delito de "violaciones de las leyes y normas de la guerra".
    Mientras, continúan las indagaciones de Moscú sobre la hipótesis de un "acto terrorista", que afirmó haber encontrado las cajas negras del avión.
    Los servicios de emergencia rusos afirmaron a la agencia Tass que en la zona del accidente se encontraron fragmentos presumiblemente de un misil.
    Y una fuente militar francesa citada por Franceinfo dijo que el Ilyushin fue alcanzado por un misil ucraniano del sistema de defensa Patriot de fabricación estadounidense.
    Los dirigentes y los mandos militares en Kiev no negaron explícitamente hasta ahora tal eventualidad, pero no confirman algunos puntos esenciales de la reconstrucción rusa.
    Lo más importante es que, a bordo, había decenas de soldados de Kiev.
    El comisionado ucraniano de Derechos Humanos, Dmytro Lubinets, dijo que si los rusos tuvieran imágenes de tantos cadáveres, las habrían mostrado.
    Zelensky no confirmó ni negó la presencia de soldados de Kiev a bordo, limitándose a acusar a los rusos de "jugar con las vidas de los prisioneros ucranianos".
    Pero el Kremlin aseveró que las autoridades ucranianas habían sido "informadas a tiempo de que el Ilyushin transportaba prisioneros de guerra".
    En tanto, el presidente ruso, Vladimir Putin, viajó hoy a Kaliningrado, un enclave ruso situado entre Polonia y Lituania, para reunirse, entre otras cosas, con los estudiantes de la Universidad Immanuel Kant.
    La visita se produjo en el punto álgido de las tensiones entre Moscú y la OTAN, que esta semana lanzó el mayor ejercicio militar desde la Guerra Fría.
    Pero la visita de Putin "no es un mensaje a la OTAN", subrayó Peskov. (ANSA).
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